Mirta Argañaraz sufrió en carne propia el dolor de ver a su hijo enfermo. “Mis problemas empezaron desde pequeña, mis padres se divorciaron, así que mi primera gran necesidad fue formar mi propia familia. Me casé, tuve dos hijos, y todo aparentaba ser excelente. Nuestra vida estaba ordenada en todos los aspectos, hasta que un día mi hijo se fue de viaje de egresados y se enfermó. Empezamos a consultar a los médicos y le detectaron epilepsia. Sufría ceguera temporal, calambres, convulsiones. Llegó a tener 20 ataques diarios”, recuerda esta mujer, que vio cómo su vida se desmoronaba.
“Mi esposo perdió el trabajo porque nos la pasábamos pendientes de mi hijo. Tuvimos que vender un auto nuevo para comprar la medicación, ya no teníamos obra social que cubriera los costos. Yo comencé a tener problemas de salud. Todo ese contexto provocó que pensáramos en separarnos, pero consideramos que no era el momento, por lo que vivíamos separados en la misma casa. La situación de salud de mi hijo nos había superado, fueron siete años muy duros. Había días en los que no podía dormir, otros en los que no me quería despertar, ya no tenía fuerzas. Mi hija le echaba la culpa a su hermano por la situación familiar.
Desesperados, empezamos a buscar otras soluciones. Fuimos a curanderos a buscar ayuda, pero no funcionaba nada. Cierta vez nos pidieron una gallina blanca, habanos, caña, miel y participar en el ritual para la supuesta cura de mi hijo. Nos habían dicho que su problema era a causa de un daño que nos habían hecho por envidia”, cuenta Mirta.
Yendo al hospital, ella se cruzó con una persona que la invitó a la Universal. “Decidí ir y cuando salí, noté que algo había cambiado. Hace ya once años que empecé a participar y a poner en práctica lo que me enseñan y gracias a Dios todo cambió. Mi salud fue restaurada, mi hijo dejó de tener convulsiones, la familia volvió a unirse, luché por mi matrimonio y puedo asegurar que mis últimos once años de casada son los que verdaderamente cuentan. Recuperamos lo perdido económicamente y somos muy felices”.
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