Hace 2 años, Christopher Dempsey, hoy de 38 años, escuchó que un compañero comentaba que una prima, la joven Krueger, de 25 años en ese momento, tenía una enfermedad en el hígado. En esa época, según los médicos, ella tenía 50% de posibilidades de sobrevivir y solo un trasplante podría cambiar el cuadro clínico.
En el intento de ayudar, Dempsey hizo un examen y descubrió que era compatible para la donación. El primer contacto que tuvieron fue en febrero del 2015, cuando, por teléfono Christopher le informó que sería el donante. Antes de la cirugía, realizada al mes siguiente, en el Hospital de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), se encontraron, salieron a almorzar y se conocieron mejor.
La unión sucedió tan naturalmente que, después del trasplante, se pusieron de novios. En 8 meses, llegó el pedido de casamiento, durante un paseo en carruaje por la ciudad de Chicago. En octubre de este año, oficializaron la unión.
“El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado.” Proverbios 11:25
En este proverbio, la Biblia enseña que cuando la persona hace el bien, independientemente a quien y sin interés propio, la recompensa vuelve. Como sucedió con Dempsey, que fue donante de alguien que no conocía, en un gesto de amor y solidaridad.
No siempre usted podrá donar parte de su hígado a su prójimo, pero puede donar una palabra de fe, una actitud generosa, brindar atención, un hombro amigo, oídos o cualquier otro gesto.
En una publicación en su blog oficial, el obispo Edir Macedo explica que el verdadero amor comienza cuando usted se preocupa por lo que la otra persona necesita, y no por lo que usted necesita. Es decir, cuando usted se enfoca en lo que tiene que hacer por el otro, y no por lo que debe hacer por usted. Según él, el amor que Dios creó es el que tiene como objetivo dar, sin estar preocupado en recibir. Porque, como está escrito en la Biblia, el amor no busca sus propios intereses (1 Corintios 13.5)
“El mundo no conoce el verdadero amor porque ha despreciado la disciplina del Reino de Dios”, agrega el obispo.
Y usted, ¿qué sacrificio ha hecho para ayudar a su prójimo? Fortalezca constantemente su fe participando en las reuniones de la Universal. Ingrese aquí y encuentre la dirección más cercana a su casa.
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