“En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio.”
(Salmos 62:7)
Hoy se conmemora la independencia de Brasil. Sin embargo, tal vez usted no haya experimentado aún la independencia espiritual; la independencia económica; la independencia emocional…
Una persona solo se vuelve independiente cuando pasa a depender totalmente de Dios. Mientras que quiera ser independiente de Dios, será dependiente. Dependiente de las circunstancias; dependiente de sus condiciones; dependiente de su formación académica; dependiente del pastor; dependiente del gobierno; dependiente del dinero; dependiente de remedios; dependiente de atención; dependiente de una relación…
Depender de Dios es depender de la Palabra que nunca falla. Pautar su vida exclusivamente por ese código de conducta. Servir a su Señor con todas sus fuerzas. Entregar el 100% de su vida y decidir que no le pertenece más. Eso es locura para el mundo. Su seguridad no está más en sus bienes, no está más en tener una relación, no está en el dinero, en el trabajo, en la religión. Su seguridad está en la Palabra de Dios. Está en Él, su refugio. Está en Él, su salvación.
Es necesario tener fe y confianza de que Él no falla y de que todo coopera para el bien de quien se entregó. Hay que entregar la totalidad de la vida para que haya un cumplimiento de la totalidad de la promesa. Dios quiere hacer con usted esa sociedad y derribar murallas, para eso, es necesario ser dependiente de Él. Dependiente de Él, y de nadie más.
La única manera de ser independiente es depender exclusivamente de Dios.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo