Quien padece una adicción recuerda que al principio pensaba que podía dejar el vicio cuando quisiera, sin embargo, con el pasar del tiempo se volvió un esclavo de las drogas, el alcohol, el cigarrillo y el juego. Así es como poco a poco el adicto va muriendo porque el vicio le va quitando su vida. Sí, literalmente muere, muere para su familia, porque ya no comparte nada con ellos, muere para los amigos, porque está abstraído en el consumo, muere para su pareja, porque el centro de su vida es la necesidad de consumir, muere para la sociedad, porque ya no le importa trabajar ni cumplir con sus compromisos. De esta manera va quedando excluido, al margen, como si fuera un recuerdo borroso de lo que había sido.
Para cambiar esa realidad de muchos el domingo 27 de marzo todos los adictos tendrán la posibilidad de volver a la vida porque será el Día de la Resurrección.
“Resucitar”, según la Real Academia Española quiere decir: Devolver la vida a un muerto. Es precisamente eso lo que sucederá en la Cura de los Vicios. Todos los que hasta ahora estuvieron muertos debido a un vicio van a resucitar.
Si usted nota que los vicios le han quitado su vida, no pierda más tiempo, acérquese el domingo 27 a las 15 h a Av. Corrientes 4070, Almagro.
Rosa y Matías hoy cuentan cómo fue la lucha para que él saliera de las drogas
“Yo me enteré que hacía siete años mi hijo se drogaba, les pregunté a los vecinos y les pedí que me dijeran si él se drogaba. Me confirmaron que él iba al fondo y compraba, entonces decidí luchar por él. En dos oportunidades lo encontré en coma alcohólico y con sobredosis. Con mi esposo lo ayudábamos, pero seguía. Mi lucha fue que cada vez que yo venía a la iglesia me lo cruzaba a él porque estaba en la esquina y me saludaba y yo determinaba que él iba a salir de los vicios”, afirma Rosa.
“Yo tenía vicios de cigarro, alcohol, marihuana, cocaína, como no tenía sentido consumir por separado cocaína y crack, las consumía juntas. Fueron nueve años en que también tomaba pastillas y jalaba poxiran, yo le escondía lo que hacía a mi mamá, pero robaba y vendía droga para poder consumir. Pensé en dejar, pero cada vez me contaminaba más, llegué a intentar matarme porque no le encontraba sentido a la vida. Hoy estoy curado, ya no quiero consumir nada”, afirma Matías.
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