Usted, lectora, se debe haber dado cuenta de que en las últimas semanas – más que nunca – estamos abordando temas peculiares al universo femenino y trayendo cuestionamientos para ilustrar lo que sucede en los días que prosiguen al Día Internacional de la Mujer, 8 de marzo. La ocasión trae a la memoria la lucha por la igualdad femenina, la importancia de la mujer en la sociedad y todo ese blá, blá, blá. Pero, ¿y después? ¿Cómo el mundo retribuye su valor? Con una cultura que predica la “dictadura de la belleza”, que las deja a las mujeres con “fobia” de engordar y de envejecer.
O incluso con canciones que las rebajan a un mero objeto o recurriendo a una leyenda que dice que, para dejar a los hombres “suspirando” usted debe recurrir a la sensualidad. Y con la masificación de la imagen de una mujer “linda” y “momificada” gracias a las cirugías plásticas y a los tratamientos estéticos que prometen el rejuvenecimiento milagroso. Sin contar que esa expectativa del “cuerpo perfecto”, dígase de paso, inalcanzable, solo contrae insatisfacciones y problemas emocionales.
Como si todo fuera permitido, desde adoptar trastornos alimenticios a rendirse a shakes espectaculares que prometen efectos súper rápidos. La lista kilométrica todavía no terminó. Vamos a enumerar otra realidad: el de cómo la mujer aprendió con la sociedad moderna a estimar el valor propio: comparándose a las demás, despreciándose, deprimiéndose al cumplir 30 años.
¿Y cuántas mujeres existen en el mundo? Independientemente de la clase social, raza, religión, cada una tiene su propia historia y escribe a cada día un nuevo capítulo. Algunas tuvieron sus vidas marcadas por traumas a los que fueron sometidas; otras fueron marcadas por voces que le decían que no eran capaces de nada. Cargan consigo un peso que no debería ser suyo y no logran dar vuelta la página. Pero aceptan todo eso. Porque nadie les dijo que no deberían aceptarlo.
Es con esta propuesta que el día 19 de abril se realizará el “Día Universal de la Mujer“. En esta fecha, mujeres del mundo entero tendrán la oportunidad de aprender a darse valor en la práctica y de forma real.
Una fecha solo para ellas
El “Día M” será un evento que marcará la vida de millones de mujeres en Argentina y todo el mundo. Vea las expectativas de quien no se perderá la oportunidad de participar del evento.
Para saber el lugar y el horario en el que se realizará el evento más cercano a usted, basta acceder a la página universal.org.ar/mujer. Siéntase a gusto para adquirir la remera en una Universal más próxima y no deje de participar.
Es posible cambiar una historia de dolor y humillaciones
Sofía Barengo tuvo una vida llena de traumas, era una persona muy sufrida, pues tenía un vacío enorme en su interior que se manifestaba a través de la tristeza y el llanto. Fue marcada en su adolescencia por el suicidio de su madre y su hermano. Todo lo que sucedía la afectaba, dejó de valorarse, sentía que todo se había derrumbado a su alrededor. Su padre fue dejando de prestarle atención y se involucró con el juego y las mujeres, pero ese fue solo el comienzo de todo lo que vivió.
“Él me dejó de lado y en un momento se volvió agresivo conmigo por todo el sufrimiento que el también cargaba por la muerte de mi mamá y mi hermano. Toda la familia se desmoronó. Mi hermano se volvió una persona violenta que llegó a golpear a mi papá, si él no le daba dinero lo golpeaba o rompía cosas en casa. Esas situaciones vivía desde los dieciocho años, entonces me involucré con las drogas y me empecé a cerrar cada vez más. Humillada y desvalorizada intentaba salir adelante, pero como mi interior estaba muy mal no podía. En ese momento tuve mi primer intento de suicidio por los problemas familiares y por la violencia familiar que estaba implícita en toda esa situación.
Sumergida en las drogas y en una vida alocada conozco a mi marido, estuvimos un tiempo en pareja, al principio parecía un príncipe azul, yo creía que iba a encontrar la felicidad a la persona que me iba a valorar. Al principio todo le parecía lindo, a mi me gustaba arreglarme, pero cuando nos conectamos más él expuso sus adicciones y empezó a mostrar su verdadera personalidad. Entonces comenzaron los maltratos, él me encerraba en habitaciones por todo el día, no dejaba que me vistiera como yo quería y empezaron los maltratos verbales, las descalificaciones, todo lo que hacía no le gustaba. Si yo cocinaba algo no le gustaba, no le gustaba como me vestía, no me dejaba hablar con las personas. Empezó a cercenar mi entorno, dejé de ver a mis amistades, dejé de trabajar, dejé todo para estar con él.
Era una situación muy fea, pues comenzó a golpearme. Cuando no le alcanzaron las descalificaciones recurrió a los golpes al punto que no le importaba si había gente. Yo era como un objeto, en ese momento no vestía más mi ropa, me vestía con buzos y joggings de él para que no me diga nada. No tenía más amistades, no hablaba con nadie, no salía a trabajar, era como una autómata. Me sentía peor que una mascota porque al menos una mascota recibía caricias, cariño y yo no recibía eso”.
Ella era humillada, avergonzada, agredida física y verbalmente. Las descalificaciones eran permanentes. Constantemente él le decía: “sos una inútil”, “no servís para nada”, “¿quién te va a querer?”, “mirá como sos”, “tenés que ir al psiquiatra, vos estás enferma”, “vos sos el problema, una carga para mí”.
“De víctima yo pasaba a victimaria porque él me decía que era mi culpa. Él se encargó de pagarme un psiquiatra particular porque él aseguraba que el problema era yo. Recuerdo que fueron tres años y medio de sufrimiento intenso. Vivía encerrada, los vecinos tenían que llamar a la policía y yo vivía amargada.
Sin embargo mi vida cambió, fui totalmente restablecida porque cuando conocía al Señor Jesús comenzó en mí en proceso de limpieza interior. Primero perdoné a mi esposo y el cambio interior se fue produciendo. Dios sanó las heridas internas, sacó todo el sufrimiento y la amargura. Ahora soy una mujer plena, feliz, mi marido es el mismo hombre pero cambió. Hoy tengo una vida nueva, paré de sufrir y el Día Universal de la Mujer estaré presente a las 10 en el estadio de Huracán”.
Abusaron de ella por quince años, logró reponerse y hoy es una nueva mujer
“Cuando era pequeña fui abandonada por mi madre, ella me dejó al cuidado de mi padre, de mis tías y de mi abuela. Crecí con tristeza en mi corazón hasta que en la adolescencia mi papá se me insinuó. Hasta que un día él comenzó a abusar de mí por las noches en mi habitación. Fueron quince años de abuso. Esto produjo mucha inseguridad en mí, un vacío, y yo me preguntaba por qué me pasa eso a mí en casa, pero no le contaba nada a mi familia porque no me iban a creer.
Siempre me quedaba a solas con mi papá y él me maltrataba verbalmente, me decía que era una inútil, que no servía para nada, así vivía. Cuando decidí contar lo que me pasaba, algo me decía que no lo haga porque no iba a tener un lugar donde vivir, iba a terminar en la calle. En esos momentos conocí a una persona y pensé que iba a ser feliz, pero no fue así. En otras relaciones o yo no lo quería y lo dejaba o él me dejaba, por eso nunca pude ser feliz.
En un momento quise morir, pero cuando el Espíritu de Dios entró en mí tuve un cambio interno. Ahora soy feliz, una persona decidida, segura, determinada y siempre voy para adelante. Hoy soy una mujer realizada, tengo valor, se me fueron la tristeza y la angustia. Superé los miedos, los complejos, la inseguridad, pude perdonar a mi papá y ahora soy feliz en la vida sentimental, tengo un esposo maravilloso. Solo Dios pudo hacer ese cambio en mí y hoy soy una nueva mujer”, cuenta Carmen Cachai.
Lo esperamos este sábado 19 de abril a las 10 hs. en el estadio de Huracán, Av. Amancio Alcorta 2750, con entrada libre y gratuita.