Muchos son los sentimientos malos que bombardean a los seres humanos: odio, envidia, rabia, celos, tristeza, decepción, entre otros. Pero, uno de los que causan más sufrimiento, sin duda, es el sentimiento de injusticia.
¿Cuántos son los padres de familia que salen a trabajar todos los días y, aun así, no logran darle lo mejor a su hijo cuando le pide algo? ¿O que se puede decir de aquellos que sufren a causa de una enfermedad incurable, reciben incluso el diagnóstico de muerte de un médico, teniendo toda la vida por delante? ¿Y la esposa que se dedicó durante años a su marido, con amor, respeto, y, a cambio, fue traicionada por una mujer más joven y terminó abandonada con sus hijos? ¿O aquel empleado ejemplar, que siempre se esmeró por la empresa, llegaba temprano, salía tarde, pero en la primera oportunidad, es despedido, sin la mínima consideración?
Todas estas situaciones, y muchas otras, traen quejas que, si no son presentadas al “tribunal” correcto, probablemente, continuarán trayendo dolor y frustración.
La Biblia dice que Job se sintió así, después de haber perdido todos sus bienes, su familia, sus amigos y su salud. Pero el recurrió al Justo Juez, Dios, como está descripto en el siguiente pasaje bíblico:
Respondió Job, y dijo:
Hoy también hablaré con amargura; porque es más grave mi llaga que mi gemido.
¡Quién me diera el saber dónde hallar a Dios! Yo iría hasta Su tribunal.
Expondría mi causa delante de Él, y llenaría mi boca de argumentos.
Yo comprendería las razones de Su réplica, y entendería lo que me dijera.
¿Contendería conmigo con grandeza de fuerza? No; antes Él me atendería. Job 23:1-6
Job tenía una queja, así como todos los que sufren a causa de una injusticia. Sin embargo, él no sabía que podía presentarla delante del Altar de Dios para tener la solución tan deseada. Pero, hoy, nosotros, los cristianos, conocemos el camino. Por eso, el próximo 17 de septiembre, obispos y pastores clamarán a Dios para que toda injusticia acabe y la Justicia Divina sea hecha en la vida de los que creen.
Vea el testimonio de Cristiane, que no aceptó ser víctima de la injusticia:
Para saber más sobre este propósito de fe, acérquese a una Universal cuanto antes y presente su queja a Quien realmente podrá ayudarlo: Dios.
[related-content]