Fue gracias a la sensibilidad del fotógrafo Dwayne Schmid que el mundo vio la mejor foto del álbum de casamiento de Caleb Earwood, de 21 años, y Maggie, de 22. El momento en el que la pareja apareció tomándose las manos en oración, cada uno de un lado de la pared para no romper la tradición que dice que el novio no puede ver a la novia antes de entrar a la iglesia, se viralizó en internet después de que el fotógrafo la subiera a su página de Facebook.
“Tuve la suerte de ser testigo y poder capturar una escena tan conmovedora como esta. He fotografiado varios casamientos, pero jamás me olvidaré de ese momento”, afirmó Schmid en su sitio web.
El novio, un artillero naval de los Estados Unidos, quería un momento a solas con su futura esposa para poder orar juntos antes de la ceremonia, realizada en Carolina del Norte. “Estábamos cerca de dar nuestro primer paso juntos en la vida y no queríamos hacerlo sin la bendición de Dios”. El joven oró por su matrimonio, pidiéndole a Dios que la unión fuera lo suficientemente fuerte para servirle de ejemplo a las demás parejas.
Un “triángulo amoroso”
Cuando Dios está primero, antes de que una pareja se una y se convierta en una sola carne, crece en todos los sentidos. “Existe una cosa que hace que la relación con Dios los aproxime más como hombre y mujer, exactamente como un triángulo. A medida que ambos se acercan al vértice del triángulo quedan más cerca uno del otro”, explicó Renato Cardoso, autor de Matrimonio blindado, en su blog personal.
Ellos invirtieron en el amor
Norma y Omar cuentan su experiencia en la Terapia del Amor. “Con 18 años intenté formar una familia, me casé y tuve dos hijos, pero mi pareja enfermó y falleció. Me quedé sola con los chicos. Empecé a salir de noche, a dejar a los chicos con mi mamá, mi vida se estaba convirtiendo en un caos. Formé pareja, me junté con un hombre porque no podía estar sola. Él tomaba, volvía borracho a casa y me pegaba. Tuvimos una hija pero las cosas no cambiaban, él seguía agrediéndome, hasta que no veía sangre no me dejaba. Dos años después decidí quedarme sola y volví a hacer lo que hacía antes, salir de noche y comportarme como si no me importara nada. Volví a formar pareja, tuve otros dos hijos”, cuenta ella.
Omar también quiso formar una familia para ser feliz, pero fracasó. “Tuve tres hijos pero mi pareja no me valoraba como hombre, para ella, todo lo que yo hacía estaba mal. Por eso empecé a buscar en otro lado lo que no conseguía en mi pareja. Si bien no quería hacerle daño, decidí separarme”, recuerda él.
En la Terapia del Amor se conocieron y se dieron una oportunidad: “Nos pusimos de novios y nos casamos. Hace cuatro años que estamos juntos. Al principio nos costó, porque cada uno traía cosas de parejas anteriores que teníamos que cambiar. Pero decidimos invertir en nuestro matrimonio y volvimos a la Terapia del Amor hace un mes. Gracias a Dios hubo cambios, ahora invertimos en nosotros y somos felices”, finalizan juntos.
Todos los jueves a las 16 y 20 h te esperamos en la Terapia del amor, Av. Corrientes 4070, Almagro.
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