Si Dios es espíritu, ¿por qué instituyó los diezmos y las ofrendas para Su pueblo?
La ley de los diezmos y las ofrendas fue creada para juzgar el corazón del pueblo de Dios cuando entrara en Su presencia (Éxodo 23:15).
A los paganos no les fue revelada tal Ley porque no tenían ese privilegio.
Los diezmos significan un reconocimiento práctico de que Dios es el Señor de todo el universo, inclusive de la vida del diezmista. Como primicias o primeros frutos, estos se refieren a lo que es prioridad en la vida del fiel.
Usar las primicias y depositar en el Altar lo que resta, el 90%, significa desconsiderarlo como Señor.
Los diezmos fueron instituidos por Dios. Pero a la ofrenda Él la deja a criterio de cada uno.
Mientras los diezmos se refieren a una cantidad exacta – 10% – ¡las ofrendas no! Estas tienen que ser espontáneas para expresar el corazón voluntario y la alegría del alma del ofrendante (2 Corintios 9:7).
Ellas definen con exactitud lo que hay dentro del ofrendante. Es como un regalo. El grado de amor para con quien recibe el regalo es medido por el regalo.
Así también es la ofrenda. La ofrenda habla por el ofrendante y Le dice a Dios lo que el ofrendante, en palabras, no logra decir. Esta refleja amor sincero o desprecio por Él.
Las ofrendas también sirven como testigo en contra o a favor del ofrendante. Quien reclama de su mala calidad de vida “cristiana” tiene en sus ofrendas la respuesta de Dios.
“…porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.”Lucas 6:38
El valor de la ofrenda no está en la cantidad, sino en la calidad.
En el pasaje de Lucas 21:2-4, el Señor enseña que para Dios lo bueno es enemigo de lo mejor.
¡Léalo y medite!