En el Vado de Jaboc, Jacob peleó con Dios y logró cambiar de identidad. Él tenía todo, pero no tenía nada, era tramposo y una persona miedosa. Necesitaba una transformación espiritual.
Como hemos dicho a lo largo de estos días, esta transformación ocurrió en Jacob cuando hizo lo siguiente:
“Y se levantó aquella noche, y tomó sus dos mujeres, y sus dos siervas, y sus once hijos, y pasó el vado de Jaboc. Los tomó, pues, e hizo pasar el arroyo a ellos y a todo lo que tenía. Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba.”, (Génesis 32:22).
Él hizo pasar todo lo que tenía y se quedó solo. Cuando Jacob se despojó, Dios apareció, así fue como se convirtió de Jacob a Israel, en un hombre de valor, de fe.
Es por eso que usted necesita hacer lo que él hizo, tiene que colocar su vida en el Altar de Dios, su todo. Dios se aparece únicamente cuando usted se queda en Su dependencia.
La Hoguera Santa es sacrificio. No vamos a pedir un cambio en su vida sino una transformación completa.
Iremos al Vado de Jaboc y usted estará allí con nosotros en espíritu.
Obispos y pastores de todo el mundo estaremos en oración, luchando con Dios, para que deje de ser Jacob y se convierta en Israel. Dios cambiará su historia y la luz de Dios brillará en su rostro:
“Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.”, (Salmos 4:6).
Eso es lo que sucedará, porque después de que Jacob vio a Dios cara a cara, su alma fue salvada y se convirtió en una nueva persona.
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