Rocío Silva Barroso viajó al Templo de Salomón en diciembre del 2015 por primera vez y tuvo una experiencia maravillosa con el Dios de Israel. “La primera vez fui con el Proyecto Godllywood. Sinceramente, no iba a ir, porque no tenía las condiciones. En ese momento no estaba trabajando, pero mi papá me regaló el viaje. Hasta última hora no sabía que iba a ir, entonces aproveché la oportunidad.
Cuando llegué al Templo de Salomón, me quedé sin palabras, es un momento indescriptible. Entrar allí es especial, yo no fui a pedir nada, solo a agradecer por la oportunidad de poder estar en el Templo de Salomón. Al regresar me sorprendí de las puertas que se abrieron porque conseguí empleo en un lugar donde quería trabajar.
La segunda vez que fui al Templo de Salomón, lo hice sola, en Semana Santa, y aproveché para participar de la mayor cantidad de reuniones posibles. Pude participar de la Terapia del Amor con el obispo Renato y la señora Cristiane, realmente sus consejos fueron muy bueno.
Recomiendo ir al Templo de Salomón porque uno vuelve con otra mente, completamente renovado”.
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