“No escuchó la voz, ni aceptó la corrección. No confió en el Señor, ni se acercó a su Dios.” Sofonías 3.2
Un pueblo rebelde es así: entra la Palabra de Dios por un oído, y luego sale por el otro. No confía en Él, nunca lo busca, intenta siempre resolver sus problemas con la fuerza de su brazo o con sus conocimientos humanos. ¡que lástima! ¡Cuán locos y sin discernimiento de la Grandeza de Dios!