“Y al final te lamentarás, cuando tu carne y tu cuerpo se hayan consumido, y digas: ¡Cómo he aborrecido la instrucción, y mi corazón ha despreciado la corrección! No he escuchado la voz de mis maestros, ni he inclinado mi oído a mis instructores.” Proverbios 5.11-13
El que no sigue la Disciplina establecida por la Palabra de Dios y enseñada por los siervos del Altísimo, gemirá y lamentará, porque no la oyó a tiempo para evitar que el mal viniera sobre él.