“muéstrate en todo como ejemplo de buenas obras, con pureza de doctrina, con dignidad, con palabra sana e irreprochable, a fin de que el adversario se avergüence al no tener nada malo que decir de nosotros.” Tito 2.7-8
El patrón de vida de aquel que sirve a Dios es ayudar al prójimo con lo que Dios le dio y aún así mantenerse íntegro, desviándose del mal, siempre hablando la verdad por temor y en reverencia a Su Presencia. Sólo de esta manera, el diablo no tendrá ninguna acusación ante el Señor que servimos y honramos.