Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33). Depender de la fe es depender de Dios. Y en la dependencia de Dios hay leyes y reglas que disciplinan
Su Reino. Sumisión y obediencia a las reglas del Reino son actitudes de fe implícitas en el cumplimiento de todas las promesas.
Quien desea gozar los derechos y privilegios del Reino de Dios debe encuadrarse a su disciplina. Hasta porque Quien hizo las promesas dictó normas disciplinarias para
ser obedecidas.
Fe y confianza
Como un rayo que surge y luego desaparece, la combustión de la fe sucede en un instante, en un momento de certeza absoluta. Cuando eso sucede, hay que aprovechar la oportunidad y actuar inmediatamente,
poniéndola en práctica.
La confianza comienza con la fe, de la siguiente manera: primero la fe y enseguida la confianza. Si se deja pasar aquel momento de fe sin actitud, ciertamente se perderá la oportunidad de una realización personal.
En cuanto la fe oscila entre mayor y menor intensidad, la confianza permanece estable.
La fe es como el despegue de un avión, cuando se alcanza la altura deseada, el viaje puede transcurrir sólo con el piloto automático; lo que es una demostración de confianza. O sea, la confianza es el desplazamiento continuo de la fe sobrenatural.