“Aceptad mi instrucción y no la plata, y conocimiento antes que el oro escogido;” Proverbios 8.10
Lo que Dios nos da a través de Su Palabra es tan Precioso, que ni plata ni oro no tienen valor alguno comparados a ella. Y el Altísimo sólo pide que la aceptemos y creamos en ella para heredar la Vida eterna en el Reino de los Cielos.