Un grupo de expertos españoles y franceses, compuesto por algunos de los principales investigadores en el campo del VIH, ha dado con una vacuna terapéutica, que no curativa (ni preventiva), con la que apaciguar los efectos del virus del sida. El ensayo se encuentra en sus primeras fases y sus resultados, positivos hasta el momento, aparecen publicado en ‘Journal of Infectious Diseases’.
En la investigación participaron 24 personas seropositivas que, hasta aquel momento, no habían sido tratadas. Los expertos extrajeron una serie de muestras sanguíneas con las que, además de conocer el perfil de cada uno, fabricaron las vacunas ‘personalizadas’.
De esta forma, las inmunizaciones se crearon a partir de células dendríticas (células defensivas) y dosis de VIH -calentado a 56 grados para inactivarlo sin destruirlo-, obtenidas de los propios pacientes y posteriormente cultivadas.
“El virus, debilitado, se presenta a las células dendríticas, que son las encargadas de llevar a los agentes patógenos ante el sistema inmune”, explica Felipe García, investigador del Hospital Clínic de Barcelona y principal autor del trabajo.
Las células no se infectan
En condiciones normales, el VIH infecta a las citadas células, que actúan a modo de ‘caballo de Troya’, contagiando al resto del sistema inmune: “pero como el virus está inactivo, las células dendríticas pueden cumplir su labor de presentación sin infectar”.
De hecho, tras recibir tres dosis de esta vacuna, los pacientes mostraron un aumento de sus defensas y una significativa reducción de la carga viral (un 90% menos en ocho de los 18 pacientes tratados, a lo largo de un año).
No obstante, como reconoce Josep Maria Gatell, jefe del servicio de Enfermedades Infecciosas del citado hospital, “lo ideal hubiera sido que el virus fuese indetectable, algo que no se ha conseguido por el momento”.
No sustituiría a los antirretrovirales
En cualquier caso, aclaran los doctores Gatell y García, esta vacuna terapéutica no está pensada para sustituir a los fármacos antirretrovirales, sino más bien para complementarlos.
“Por ejemplo, para un paciente que lleve cinco años de tratamiento, que pueda vacunarse y ‘descansar’ de la terapia otros cinco o 10 años”, explica Felipe García.
Aunque los participantes de este estudio en fase I no habían recibido nunca tratamiento, se esperan ya los resultados de un segundo ensayo con pacientes sí medicados previamente con antirretrovirales; una situación más parecida al escenario real en el que podría usarse la vacuna en el futuro.
Como ambos investigadores recalcan, no se trata de una vacuna diseñada para prevenir la infección, pero sí podría arrojar importantes beneficios para los 30 millones de personas que viven con el virus en todo el mundo. Aunque, admiten, “de momento, es una prueba de concepto” que habrá que seguir mejorando a partir de ahora.