Domingo de “Mi Familia con Dios”, donde aprendimos el 7° Poder del Padre Nuestro y estudiantes y profesores fueron consagrados en el Templo de los Milagros.
El 7° y último Poder del Padre Nuestro es “líbranos del mal”. Ese mal no está relacionado solo a catástrofes, guerras o ataques terroristas, sino que va mucho más allá.
Las peores desgracias del ser humano no empiezan en el exterior, sino en la mente. Cuando elegimos pensar en las cosas que vemos y oímos, nuestros pensamientos se vuelven hacia el mal y acabamos juzgando a los demás.
Debemos asumir nuestra fe y hablar con Dios. Esa actitud permite que Él obre en nosotros y nos libre de todos los males.
La persona que controla su lengua controla su vida, es decir, piensa antes de hablar. No tenemos que decir todo lo que se nos viene a la mente.
Cuando dejamos de hacer lo malo, Él nos libra del mal. De lo contrario, Dios no tiene cómo librarnos, no porque no quiera o no pueda, sino porque Él respeta la decisión de cada uno.
Digo, pues: Andad por el Espíritu, y no cumpliréis el deseo de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen el uno al otro, de manera que no podéis hacer lo que deseáis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley. Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza, sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades, disensiones, sectarismos, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales os advierto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. Gálatas 5:16-21
El Espíritu Santo hace el mismo trabajo que una pareja: es un compañero que nos auxilia. Él nos conoce íntimamente y sabe detalles que ni nosotros mismos nos damos cuenta.
Los deseos de la carne siempre van a querer que hagamos algo que después nos haga sentir fatal y condenados.
La carne es débil cuando el Espíritu no está siendo usado como debería. Si pasamos por eso, vamos a caer en tentación fácilmente.
Si verdaderamente sepultamos nuestro pasado, vamos a vivir en Novedad de Vida. Eso significa pensamientos, palabras, sentimientos y actitudes nuevas.
También lea:
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Segundo Poder del Padre Nuestro
Tercer Poder del Padre Nuestro
Cuarto Poder del Padre Nuestro
Quinto Poder del Padre Nuestro
Sexto Poder del Padre Nuestro
Séptimo Poder del Padre Nuestro