“Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” (1 Corintios 15:21-22)
Adán desobedeció a Dios y murió espiritualmente. Se separó de Él por libre y espontánea voluntad, aun siendo bajo tentación.
Sin embargo, a través de Su propia muerte en sacrificio, el Señor Jesús nos devolvió aquel eslabón partido en el Edén. Pero necesitamos aceptar ese sacrificio para que valga la pena en nuestras vidas, eternamente.
“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá.
Y todo aquel que vive y cree en Mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25-26)
La última frase del segundo versículo es muy corta, sin embargo, es una de las más importantes de todo el pasaje bíblico destacado. Sí, a menudo oímos que el Señor Jesús es la resurrección, es la vida en persona. Él mismo nos prometió la Vida Eterna, si estamos de acuerdo con Sus preceptos.
Pero todo esto depende de que creamos en Él, así, venceremos la muerte física para vivir eternamente al lado del Padre. “¿Crees esto?”
Pero ¿cómo dar testimonio de alguien que nació, vivió, murió, resucitó y ascendió a los cielos hace 2 mil años atrás? ¿Cómo testificar la resurrección si no estábamos allá? Cuando usted es poseído por el mismo Espíritu Santo que resucitó a Jesús, es cuando Él desciende sobre usted.
Si quiere saber más sobre la resurrección de Cristo, participe este domingo 5 de abril a las 9:30 de la mañana en Avenida Corrientes 4070, Almagro y en todas las Universal del país ingresando a aquí