Es aquella vieja historia: El muchacho conoce a una chica y esta se enamora por él y, para probar que su amor es verdadero, ella tiene que dormir con él. Con miedo de perder al muchacho de sus sueños, se entrega, y él, después de algún tiempo, la cambia por otra. Y aquella que antes era solo una joven, ahora es una futura mamá.
Durante algún tiempo, incluso evita relacionarse con otros muchachos, pues está demasiado disgustada. Pero, pasados esos momentos, se enamora nuevamente y, esta vez, se jura a sí misma que nunca va a perderlo. Entonces, sucede todo de nuevo: El mundo se desmorona sobre su cabeza y termina sola una vez más. Y se pregunta: “¿Qué van a pensar de mí mis amigas?” o “¿Qué va a decir esta vez mi familia? ¡Debe haber algo mal conmigo!” Mientras ella se entrega a cualquiera que aparece en su camino, siempre habrá algo malo con ella. Su vida íntima, que debería ser preservada, ¡pasó a estar a disposición de cualquiera que llame a su puerta!
El sexo es lo más íntimo y personal que existe en una relación entre dos personas y, por eso, no debe ser hecho con cualquier hombre o novio. El acto sexual es la alianza que hace que un hombre y una mujer se conviertan en un solo cuerpo después del casamiento. Cuando una chica intenta establecer esta alianza con alguien que no sea su esposo, además de no convertirse en un solo cuerpo, aun terminan separados a causa de la insensatez y de la carnalidad de tal relación.
Muchas mujeres no se dan cuenta de la importancia del sexo después del casamiento. Piensan que se trata solo de un deseo carnal simplemente demasiado fuerte como para ser controlado. Solo que, en realidad, lo que su carne desea no es el sexo en sí – lo que ella más quiere es tener el hombre de sus sueños a cualquier precio. El sexo es solo un arma.
Hoy en día, el sexo está en todas partes: en las películas, en las propagandas de televisión, etc. Todo el mundo lo hace, todo el mundo lo comenta, todo el mundo canta sobre el sexo, pero pocos entienden su verdadero significado y valor, pues fue creado por el Propio Dios. Él creó la relación sexual para que el hombre y la mujer puedan convertirse en un solo cuerpo para el resto de la vida, de la misma forma como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Uno. Esta unión es grandiosa, y Dios nos dio el privilegio de disfrutar de una unión semejante a través de este compromiso verdadero llamado matrimonio.
La muchacha puede incluso soñar con su príncipe, pero si no se comporta como una princesa, ¿cómo podrá encontrarlo? Una princesa, por lo menos antiguamente, se guardaba para aquel con quien se casaría, que generalmente era alguien escogido por sus padres. Ella crecía aprendiendo todo sobre cómo ser una buena esposa y madre. Cuando llegaba el tal esperado día de su casamiento, ella se vestía de blanco – no porque era costumbre – sino porque representaba su pureza. Lo mismo debe suceder con la mujer que teme al Señor. Ella debe gastar su tiempo preparándose para su futuro marido, aquel que Dios escogió para ella. El día de su casamiento es definitivamente el día más especial de su vida, no solo por marcar el comienzo de un compromiso que va a durar toda la vida, ¡sino también porque se convertirá en un solo cuerpo con su príncipe aquella misma noche!
Cada vez que seas presionada a mantener relaciones sexuales con tu novio, recuerda: Si él te está presionando es porque no es la persona adecuada para ti; si lo fuera, entonces guardaría esta ocasión tan especial para cuando se convirtieran en un solo cuerpo.
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