1a Crea:
Si existe algo a lo que Dios no renuncia es a que el ser humano crea en Él. Es un gran error que la persona piense que existen límites para Dios o algo imposible para Él. Los límites y las imposibilidades son para un ser humano sin Dios. Crea que con Dios, su vida cambiará.
En segundo plano usted necesita creer en usted mismo. Si creemos en Dios, también debemos creer que todo lo podemos porque creemos en Él, de lo contrario quedaremos atrapados en los complejos y miedos, y nunca saldremos del lugar. Crea en usted, en su producto, en su marca, en su profesión.
Si usted cree en Dios por encima de todo y de todos y cree también en su potencial, no existe manera de que las cosas salgan mal.
Ahora, por no creer, ¿es condenado?
“El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.” (Marcos 16:16).
Esto es sencillo, se debe a la duda. Mientras su fe le hace pensar que todo saldrá bien, la duda dice que “no es tan así…”. Ella neutraliza su fe, la perseverancia y la confianza. Neutraliza el poder de pensar, de crear, de proyectar o por lo menos querer avanzar en la vida. Y eso tiene el peso de una condenación.
Una persona condenada permanece presa hasta pagar la pena. Mientras no crea, usted permanecerá atrapada en el sufrimiento, en el fracaso, en el desánimo.
Cuando usted cree, está actuando su fe, por eso quien cree encuentra una salida para cualquier situación; por otro lado, el que duda parece estar en un barco hundiéndose.
No existe otra manera: o usted cree, blindando su fe contra las dudas, o no cambia nada.
2a Credibilidad
Hay un aspecto más de los que confían en Dios por encima de todo y en sí mismos: su carácter. No basta confiar en Dios y confiar en sí mismo, es necesario también ser confiable. Las personas de carácter honran su palabra, lo que les da credibilidad con los demás.
Hay un proverbio chino que dice así:
“Si pierde dinero, entonces perdió algo.
Si pierde la salud, entonces perdió mucho.
Si pierde el carácter, ¡entonces perdió todo!”
El rey Salomón, en uno de sus muchos consejos, destacó la importancia de un buen nombre:
“De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro.” (Proverbios 22:1)
Nunca pierda su credibilidad, no hay dinero que compre una buena reputación. Si usted no cumple su palabra, Dios no va poder contar con usted.
Entonces, ¿ha creído y ha tenido credibilidad?
Deje un comentario diciendo si, de alguna forma, este artículo cambió algo en su vida.
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