Nuestra amiga reconoce que se equivocó, ya pidió perdón, pero su esposo no quiere volver al hogar
“Estoy casada hace 4 años, pero de un día para otro, mi marido me pidió un tiempo y decidió irse de casa para pensar si aun me ama. Antes de esta decisión, me di cuenta que andaba triste, callado, ausente y frío conmigo. Tenemos un hijo de 1 año y esta decisión me quebrantó. Estoy intentando aceptar todo esto de una manera pacífica, pero es muy difícil controlar las emociones. Decidí tratarlo con cariño y respeto, pero no sé si es la mejor opción. Él asegura que no tiene otra persona y finjo que le creo para evitar más problemas.
Obispo, confieso que me siento culpable porque hace un año que lo trato mal y soy grosera, y él dice que ese fue el motivo del cambio de su sentimiento por mí. Él siempre fue un excelente marido. Yo sabía que él me amaba de verdad. Reconocí mis errores y dije que cambiaría, pero él está muy herido y disgustado porque desde que nació nuestro hijo yo anduve muy enojada y mal humorada con él.
Por favor, preciso una orientación espiritual. No sé cómo tratarlo para tenerlo nuevamente. Estoy orando y pidiéndole a Dios que cambie su corazón, que él logre perdonarme y volver a nuestra familia. Estoy desviada de la iglesia y me casé con él estando apartada. El nunca fue evangélico, es católico no practicante, pero íbamos de vez en cuando, a las iglesias evangélicas, incluso a la IURD.
Yo se que hice todo mal y espero no haberlo perdido para siempre. Por favor, ayúdeme. Preciso la orientación de una persona usada por Dios. Estoy dispuesta a cambiar. Desde ahora, le agradezco. Luana.”
Respuesta:
Amiga, el éxito de la vida en común es el resultado directo de la existencia en armonía con los principios básicos de la vida, presentados en la Palabra de Dios. La ausencia de esta armonía en la vida de la sociedad hace que los conflictos aparezcan prácticamente en todos los matrimonios, y muy especialmente en la familia que es uno de los blancos preferidos del diablo, porque cuando él separa un matrimonio, los hijos son perjudicados al igual que suegros, cuñados, amigos en común, entre otros.
Usted reconoce sus errores, pero está dominada por las dudas. Y la duda es la madre de la derrota. La realidad es que con el nacimiento de su hijo, usted se dedicó totalmente a la crianza, dejando de darle la debida atención a su marido, haciendo que él se sienta rechazado.
Su esposo, después del Señor Jesús, tiene que ser la persona más importante en su vida y en su familia. Aun ahora, aunque estén separados físicamente, usted debe tratarlo con respeto y cariño. Usted necesita buscar la presencia de Dios para su vida, que es la que llenará ese vacío que le angustia y le hace sufrir.
Eso de “visitar iglesias de vez en cuando” no cambia la vida de nadie, deja a las personas aun más confundidas. Participe de las reuniones de liberación los días viernes y busque el revestimiento del Espíritu Santo, los miércoles y domingos en el Cenáculo del Espíritu Santo más cercano a su residencia; pues tengo la seguridad de que Dios va a transformarla en una nueva persona.
Entonces sí, cuando su marido note la transformación, seguro que querrá volver al hogar, a su familia. En cambio, si él regresa como está hoy usted, la situación va a empeorar aun más.
La palabra de Dios dice: “La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.” (Proverbios 14:1). Dios le dé Espíritu de sabiduría, entendimiento y fuerzas para ejecutar Su dirección.