“Hola, obispo. Mi mamá era de la Iglesia Universal, era una excelente ama de casa, vivía para la familia y para Jesús. Sin embargo, ella se enfermó y murió en el hospital. Ella vio mi desesperación y decía que deje de llorar y confiara en Dios, porque ella se iba a poner bien. Obispo, ella tuvo fe en Dios hasta el último minuto de su vida, pero yo no entiendo porqué Dios se la llevó.
El sueño de ella era que yo me convirtiera. Pero después que sucedió, yo me revelé contra Dios por no haber curado a mi mamá. En el entierro, personas de la iglesia fueron allá y todos fueron muy considerados. Ella tenía 57 años y no dejó ningún hijo pequeño, somos todos adultos.
Por favor, oriénteme, porque no entiendo lo que sucedió. ¿Ella cuidó más lo espiritual y dejó de lado la parte física? Yo me siento muy culpable porque creo que si hubiera aceptado a Jesús y hubiera luchado al lado de ella, ella estaría aquí ahora. Creo que el precio que pagó para que me convirtiera fue muy alto, porque tuvo que morir para que yo buscara a Dios. Ayúdeme, porque además de no lograr superar la pérdida, tengo problemas de salud y también problemas con mi papá.”- Viviana
Respuesta:
Yo entiendo el sufrimiento y el dolor de perder a alguien tan importante como su mamá. Aun así, usted puede tener la más absoluta certeza de que ella era una persona muy especial también para nosotros. Ella formaba parte de nuestra familia Universal del Reino de Dios. Usted pudo ver que todos en la IURD a la que ella iba, estuvieron en el entierro y fueron muy considerados.
La realidad es que no hay manera de explicar la muerte. No hay motivo para revelarse contra Dios. Todos vamos a morir un día, el tema es que no sabemos cuándo. Recientemente, nosotros perdimos a un compañero muy querido, uno de los primeros obreros de la IURD, el nostálgico obispo Renato Maduro, con quien tuve la oportunidad de trabajar y aprender mucho. El era un poco más joven que su madre. ¿Cómo explicar? Se trataba de un siervo fiel del Señor. No hay que explicar, pues NOSOTROS VIVIMOS POR LA FE.
Amiga, usted no debe quedarse buscando explicaciones, mucho menos culparse por algo que es normal que le suceda a todos los seres humanos. Lo que usted necesita es poner a Dios en su vida para liberarse del sentimiento de culpa y del vacío que la hace infeliz. Usted ya conoce el camino, Entonces vaya al Cenáculo del Espíritu Santo más cercano y participe de las reuniones de liberación los días viernes y de las reuniones de alabanzas lo miércoles y domingos, para que Dios cumpla en su vida lo que Él prometió cuando dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia..” (Juan10:10)
Deseo que Dios la bendiga y la guarde, en el Nombre de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.