Lionise Evangelista tuvo su vida marcada desde antes de nacer, pasaban los días y el sufrimiento era algo constante. Su situación cambió cuando experimentó el poder del Dios Vivo y fue libre de la esclavitud espiritual.
“Cuando estaba en el vientre de mi mamá, ella intentó abortar varias veces. El parto fue complicado, entonces, mi papá hizo un voto con los espíritus entregando mi alma a ellos para que todo saliera bien.
Como a los doce manifestaba con espíritus en mi casa, mi papá me llevó a la casa de los espíritus donde me dijeron que iba a estar bien si trabajaba con ellos. Allí estuve hasta los 22, pero sin ver resultados abandoné ese lugar.
Pensaba que todo estaría bien, pero comencé a tomar mucho, tenía pesadillas y era atormentada por espíritus. No tenía paz, solo odio, sentimientos de venganza y quería morir. Me perdía, tenía ataques. Tuve que ir al psiquiatra porque pasaba noches sin dormir y me encerraba a oscuras por días. Varias veces tomé pastillas en un intento desesperado de terminar con todo.
Recuerdo que una madrugada iba caminando y escuchaba voces que me decían que me tirara debajo de un auto, que nadie me quería. No lo hice y al llegar a casa, encendí la radio y escuché al obispo de la Universal, me identifiqué con lo que decía y me acerqué a participar de una reunión.
No fue sencillo, pero perseveré en las reuniones, hice propósitos y participé de la Hoguera Santa. Dios me liberó del tormento espiritual y me dio motivos para sonreír. Mi vida cambió completamente, me casé y soy muy feliz”.
Ella concurre a la Universal en Lavalle 940, Microcentro.
[related_posts limit=”9″]