Sepa qué hacer para salvar su matrimonio
La verdadera razón por detrás de todos los divorcios es la siguiente:
«Ellos dijeron: Moisés permitió dar carta de divorcio, y repudiarla. Y respondiendo Jesús, les dijo: Por la dureza de vuestro corazón os escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, varón y hembra los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.» Marcos 10:4-9
La raíz de todos los divorcios
En este fragmento bíblico, el Señor Jesús les revela a los fariseos la razón por la cual Moisés permitió el divorcio: la dureza de corazón.
En otras palabras, hubo una resistencia de hacer lo correcto y eso causó el problema, sea una traición, una mentira, falta de carácter, agresividad, indiferencia, entre otros. Sin embargo, todos tienen una raíz denominada dureza de corazón. A causa de esa dureza de corazón (la cual Dios no puede cambiar, a no ser que la persona quiera), para no hacer sufrir a una persona en un matrimonio con alguien de corazón duro, el Altísimo hizo una excepción, dando la carta de divorcio para ponerle fin al matrimonio.
El carácter de Dios
La intención de Dios nunca fue juntar al hombre y a la mujer para volverse una sola carne y después separarlas. De lo contrario, sería un verdugo, y ese no es el caso. Eso no está alineado con la bondad y el carácter de Dios; tampoco está alineado con la bondad de Dios esperar que un matrimonio permanezca junto hasta la muerte si no es para vivir bien hasta ese momento.
El origen del miedo a casarse
Actualmente, muchos tienen miedo de casarse porque nunca tuvieron una referencia de matrimonio exitoso, o ya estuvieron casados y tuvieron una pésima experiencia. Entonces, dicen así: «¡Qué Dios me libre de casarme de nuevo!».
Es comprensible, porque las malas experiencias nos trauman y nos hacen evitar repetirlas. No obstante, el plan original de Dios, cuando dijo: «Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre», se refería a que el matrimonio no se creó para terminar a mitad de camino. Eso es una violencia hacia las partes, algo tan violento como
arrancarle el brazo o una pierna a una persona; porque, cuando usted separa a dos personas que se volvieron una sola carne, es como si las rasgara.
El proyecto de Dios
En el proyecto de Dios, la relación de una pareja, cuando se unen por medio del casamiento, según las leyes Divinas, debe mejorar con el tiempo. Los dos deben volverse cada vez más parecidos, deben juntarse hasta apegarse el uno al otro, así como están apegados a su mano, a su brazo o a sus pies.
¿Usted diría: «Ya no necesito mi mano»? ¿Usted se imagina sin pies? A no ser que sus pies estén comprometiendo su pierna, lo cual comprometería todo su cuerpo; ahí, en ese caso, es necesario recurrir a la amputación, porque es mejor perder el pie que perder la vida. Ese es el principio del divorcio, por eso Dios permitió, por medio de Moisés, dar la carta de divorcio; porque, si su matrimonio lo terminará matando, es mejor que se divorcie. Esta es la excepción de Dios, pero no porque quiso que fuera así, sino por la dureza del corazón de las personas.
Recalcule la ruta
Por lo tanto, el hecho es que Dios creó el matrimonio para que mejorara con el tiempo. Si usted no está viviendo este tipo de matrimonio, no está siguiendo Su dirección.
Si quiere el plan de Dios en su vida, empiece analizando si tiene el entendimiento de lo que representa el matrimonio para Dios. Si quiere salvar su matrimonio, lo primero que debe hacer es entender que Dios no es un verdugo, Él es bueno y creó el matrimonio para que durara toda la vida, porque es muy bueno estar bien casado toda la vida. Si eso no sucedió con usted, no significa que todo está perdido, sino que tomó el camino equivocado allá atrás; ahora puede dar la vuelta, retomar el camino y buscar la dirección de Dios, porque Él le orientará cómo reconstruir su vida.