La economía argentina se encuentra deprimida. Por el lado de las PyMEs (pequeñas y medianas empresas) industriales, los últimos informes advierten que ya son nueve los trimestres de caída en la producción (desde el segundo trimestre de 2012). Este bajón en la actividad se ve reflejado en el empleo registrado, que bajó el 1,4% en el segundo trimestre de 2014.
La mayor preocupación de los empresarios pyme es la pérdida de rentabilidad, porque el aumento que sufren en los costos no puede ser trasladado automáticamente a los precios; de ser así el impacto sobre el consumidor sería mucho mayor. Se puede ver que, en el segundo trimestre del año, los costos de producción subieron un 11,3%, mientras que los precios de venta aumentaron un 7,7%.
De acuerdo con el titular de la consultora Ferreres & Asociados, Orlando Ferreres, “la industria está cayendo a un ritmo nunca pensado”. Según un informe de su consultora, el sector manufacturero cayó un 6,1% en agosto, comparado con el mismo mes del año pasado. El sector que más acusó el golpe fue el automotriz.
Ferreres dijo que “es necesario encontrar una salida con los holdouts para resolver los problemas financieros. Esto está afectando el empleo y la inflación no afloja para nada”.
La novela del dólar
De acuerdo con el proyecto de Ley del Presupuesto 2015, el dólar subirá a $9,45, sin embargo, lo que más preocupa a los argentinos es el valor del dólar ilegal, también llamado “blue”, que en los últimos días rompió la barrera de los $15 y va camino a duplicar el valor oficial de la divisa, que ronda los $8,45.
Gracias, en parte, a la especulación, los cambios en el valor del billete estadounidense afectan directamente la vida cotidiana de todos los argentinos. Muchos insumos industriales no se producen en el país, por lo que deben ingresar del exterior y pagarse en dólares. Al no tener un valor de referencia, los empresarios y fabricantes deben protegerse de los futuros aumentos, subiendo el precio de lo que producen y venden, lo que impacta directamente en el consumidor cuando busca el producto en la calle.
Menos actividad
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos INDEC, bajó el uso de los medios de transporte. Los últimos datos disponibles pertenecen al mes de julio y muestran un descenso interanual de un 12,4% de pasajeros de subtes, de un 6% en los colectivos y de un 1,2% en la cantidad de accesos a la Ciudad de Buenos Aires.
“En julio fueron las vacaciones de invierno. Con una economía en recesión, los gastos de paseo se ajustan más. Hay 400 000 puestos menos de trabajo, que viajaban todos los días y ya no lo hacen. Y en ese mes algunos sectores que todavía sostenían algún crecimiento, como los bancos, comenzaron a caer”, explicó Fausto Spotorno, economista de la consultora Ferreres & Asociados.
Además del transporte de pasajeros, también registraron bajas los servicios de carga, tanto terrestre, como aérea y ferroviaria. “El transporte de carga en el servicio de aeronavegación comercial presenta una baja de 26,6%, mostrando una disminución de 12,8% en el servicio de cabotaje y una baja de 27,1% en el servicio internacional”, explica el último informe del INDEC. Mientras que la carga transportada por ferrocarril disminuyó 14,4%.
Los sueldos, en jaque
La mitad de la población ocupada tenía ingresos inferiores a los $5.000 mensuales al cierre del segundo trimestre del año, según informó recientemente el INDEC.
Este ingreso promedio representa una mejora de apenas $500 en tres meses, ya que en el primer trimestre del año esta cifra era de $4.500, siempre según el mismo organismo.
Para los empleados con calificación técnica la media fue de $5.500 y aumentó la misma cantidad que la media de los ocupados. En tanto, para los que tienen calificación operativa fue de $5.000 y para los no calificados de $2.800.
De estos datos se desprende que alrededor del 30% de los hogares argentinos vive con ingresos inferiores a los $5.400.
Con ese nivel de ingresos, esas familias deben cubrir el costo de una canasta básica que, entre otros bienes y servicios, incluye alimentarse, vestirse, pagar la luz y el gas, costear los gastos de salud y educación, y eventualmente un alquiler.
De las cifras del INDEC también surge que el 30% de las familias recibe el 10,5% del total de los ingresos. En la otra punta de la pirámide, el 30% de mayores ingresos se queda con el 56,8% del total, más de 5 veces más, mostrando un aumento en la desigualdad de la distribución de los ingresos.
¿Qué hacer?
Ante un panorama económico como el argentino, lo que muchos suelen hacer es resignarse y aceptar la situación que les toque enfrentar, o se paralizan por el miedo y no logran avanzar. Sin embargo hay una solución, y alcanzarla depende exclusivamente de uno mismo.
Es necesario construir un puente con Dios para superar las adversidades. Ese puente es la fe que cada uno de nosotros tiene. Si esa fe es emotiva, o sea, guiada por las circunstancias, ese puente se romperá en el medio del trayecto. Si, en cambio, la persona tiene una fe inteligente, podrá enfrentar lo que fuere, que el puente no se va a romper. Así, la persona avanza y conquista lo que desea, pues su fe no nace del corazón, sino de su mente y así sabe que lo que Dios le prometió puede y va a cumplirse en su vida.
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