“Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.” Hebreos 6:11-12
Abraham gimió, enfrentó el desierto y muchas dificultades para ir a Canaán, pero debido a su fe constante, paciencia y perseverancia, llegó allá.
“Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por Sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.” Hebreos 6:13-15
Un ancla es un instrumento náutico usado para mantener la embarcación sujeta en fondos rocosos, lodosos o arenosos, fijándose en la posición segura para soportar las correntadas y los vientos fuertes.
“…los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.” Hebreos 6:18-20
La Esperanza es el Ancla de nuestra alma, que nos da la seguridad y el ánimo para soportar todas las tribulaciones y aflicciones que surgieren en el mar de esta vida.
Lo interesante es que un ancla, generalmente, está formada por un asta terminada por la cruz.
Si somos perseverantes y pacientes, estando agarrados al pie de la Cruz, jamás perderemos la esperanza de la Salvación.
Siendo así, ¡NUNCA SALTE DEL BARCO!