Hoy, muchas personas cargan una mochila pesada con preocupaciones que ni ellas mismas logran llevar. Toman más responsabilidades de lo que pueden soportar e intentan cumplir con las altas exigencias de la sociedad, por ejemplo: satisfacer los parámetros estéticos de la moda, obtener un sinfín de logros profesionales, adquirir determinados bienes antes que los demás, entre otras cosas. Pero, como si fuera poco, también deben pensar y planificar un futuro perfecto.
¿Quién puede sobrevivir con tantas preocupaciones?
“Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.” Mateo 6:34
El problema es que las personas ansiosas desperdician sus energías con las preocupaciones del mañana, cuando, en realidad, el mejor momento para gastarlas es el “hoy”. Por lo tanto, a raíz de la presión y el estrés que sienten, los afanados no logran ser felices.
¡Sea libre!
No deje que el futuro o el pasado le roben las energías de hoy. Aproveche e invierta sabiamente en su futuro a través de una vida con Dios y, como consecuencia, mañana cosechará los frutos de la buena siembra que realizó.
Entienda que el día de hoy es invaluable, porque el tiempo no vuelve atrás. Por eso, ¡confíe en Dios y líbrese de todas sus preocupaciones!
“Más buscad primeramente el Reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:33