¿Cómo se puede saber si podemos confiar en alguien? Esta es una pregunta muy difícil de responder. Hay muchas definiciones abstractas. Para empezar, podemos decir que la confianza es decisión, es acción, y tiene dos lados. El lado de quien resuelve confiar y el de aquel en quien se confía.
Obviamente, no sabemos en quién debemos confiar. No estamos adentro de la cabeza de la otra persona para saber si nos traicionará, sea el cónyuge, un pretendiente, un socio, un familiar, un amigo o un compañero de trabajo. Nosotros, por otro lado, podemos decidir. Nos corresponde a nosotros la decisión de ser confiables y enfrentar las consecuencias y responsabilidades de esa posición.
Con el tiempo, la decisión -de ser confiable- se convierte en un hábito. Y, cuando una persona se acostumbra a ser honesta, consecuentemente, se vuelve íntegra. Las personas así inspiran confianza en los que están a su alrededor. La postura y actitudes demuestran carácter y honradez. Por supuesto que hay grandes mentirosos que se disfrazan de honestos, pero en poco tiempo son desenmascarados. Sea confiable y atraiga a personas con esa misma característica.
Podemos valernos de pensamientos muy prácticos de personas que hablaron sobre este tema. Ellas fueron notables en sus respectivas épocas por su inteligencia. Sus lecciones están registradas hace miles de años en la Biblia, y nos ayudarán con esta misión de reflexionar sobre algo tan importante en nuestras relaciones interpersonales y en nuestro día a día. Por encima de todo, podemos aprender en estos versículos la verdadera fuente de confianza.
“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que Se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?” Números 23:19
Un ser humano puede fallar con respecto a la confianza, por más fuerte que sea. El pasaje bíblico muestra exactamente que Dios no tiene nuestros defectos y, por lo tanto, debemos buscar la confianza en Él.
“Y esta es la confianza que tenemos en Él, que si pedimos alguna cosa conforme a Su voluntad, Él nos oye. Y si sabemos que Él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que Le hayamos hecho.” 1 Juan 5:14-15
El versículo ya menciona la confianza de ser atendido en algo que se desea. Pero añade que no alcanza solo con confiar o pedir. Dios no nos da lo que no está de acuerdo con Su voluntad. Él sabe que no siempre estamos preparados para algo y no nos dará algo que puede hacernos mal o alejarnos de Él. Si alguien recibió de verdad el Espíritu Santo, por medio de Su acción adquiere la sabiduría para entender lo que debe o no querer. ¿No dicen por ahí que una persona confiable es aquella “que sabe lo que quiere”? La Biblia ya nos dio el consejo de cómo hacerlo de manera correcta, pero muchos todavía insisten en no aceptarlo y, por eso, no lo logran.
“Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él allanará tus sendas.” Proverbios 3:5-6 (NVI)
El verdadero sabio recurre a quien sabe más todavía y cada día cuida para no desviarse de lo correcto- o encuentra fuerzas para volver enseguida, si se desvía, antes de que haya un daño.
“Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.” Lucas 18:27
Aunque es bastante obvio, el versículo indica que, para que lo “imposible” se logre, es necesario confiar en Dios más que en uno mismo. Su poder es infinito, lo que no sucede con el nuestro. Tan importante como saber confiar, es saber en quién confiar. Ya sea en relación a Dios, o en relación a otras personas.
“Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.” Santiago 1:4
La persona confiada primeramente en Dios se convierte, como consecuencia, en confiada en sí misma en la justa medida. De esa manera, permanece en el camino de su Salvación, dejando los desatinos para aquellos que no buscan la confianza en el lugar correcto.
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31
Por supuesto que cada uno, por mejor que sea, tiene sus momentos de debilidad, de falta de firmeza. Eso viene exactamente porque la confianza falla en aquel momento. Pero, si la confianza se busca en Dios, ¿por qué creeríamos que un adversario o un problema son mayores? Nada ni nadie puede ser mayor que Él.
“Estas cosas os he hablado para que en Mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, Yo he vencido al mundo.” Juan 16:33
Cuando algo se repite mucho en la Biblia, es justamente para dar énfasis. El propio Señor Jesús, el mayor conocedor de la voluntad de Dios que ya existió, compartió ese conocimiento. Él demuestra que, incluso cuando las cosas salen mal, su confianza en Dios debe ser aún mayor.
Los domingos a las 7 y 9:30h, en todas las Universal, los obispos, pastores y obreros claman para que todos los presentes tengan un encuentro con Dios. Vea aquí la dirección de la iglesia más cercana a su casa.
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