Una vez, un hombre dijo tantas veces que su vecino era ladrón, que el vecino terminó cayendo preso. Sin embargo, algún tiempo después, descubrieron que era inocente. El muchacho fue absuelto, después de mucho sufrimiento y humillación, pronunció el vecino.
En el tribunal, el vecino le dijo al juez:
– Los comentarios no causan tanto mal…
El juez le respondió: – Escriba los comentarios que usted hizo sobre él en un papel.
Después, rompa el papel y tírelo camino a su casa. Mañana, ¡vuelva para escuchar la sentencia!
El vecino obedeció y regresó al día siguiente, entonces el juez dijo:
– Antes de la sentencia, ¡tendrá que agarrar los pedazos de papel que tiró ayer!
– ¡No puedo hacer eso, su señoría! – respondió el hombre.
– El viento debe haberlos esparcido por todos lados y ¡ya no se dónde están!
A lo que el juez respondió:- “De la misma manera, un simple comentario, puede destruir la honra de un hombre, se esparce de tal manera, que no podemos arreglar más el mal causado.”
“No dirás contra tu prójimo falso testimonio.” Éxodo 20:16