“De la misma manera que el entierro es una ceremonia que consuma el quiebre del último lazo entre el hombre y su vida terrenal; a través del bautismo en las aguas hay una división, públicamente consumada, de nuestra vida natural con la verdadera vida cristiana”
El bautismo en las aguas es un punto fundamental para quienes desean realmente una vida nueva en el Señor Jesús. Tal es su importancia, que al aparecerse a Sus discípulos, después de resucitado, les dio órdenes explícitas: “…Y les dijo: -Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado, será salvo; pero el que no crea, será condenado.” (Marcos 16.15,16).
Mateo también registra las palabras del Señor Jesús, diciendo: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28.19).
De la misma manera que el entierro es una ceremonia que consuma el quiebre del último lazo entre el hombre y su vida terrenal, a través del bautismo en las aguas hay una división, públicamente consumada, de nuestra vida natural con la verdadera vida cristiana. Dejando de existir nuestro “yo” hacia el pecado, el cual no tendrá más dominio sobre nosotros.
El bautismo también puede significar la entrada de una persona a una nueva forma de vivir, ya que el agua es el elemento más natural y purificador, razón esencial por lo que el bautismo se realiza en las aguas.
Cuando el pueblo judío salió de Egipto, indirectamente tuvo que bautizarse en las aguas, para vivir una vida nueva. Este bautismo fue su paso por el Mar Rojo. Noé, de cierta forma, también fue bautizado a través de las aguas del diluvio, para llegar a ser el patriarca de una nueva generación sobre la Tierra.
Para vivir en novedad de vida es imprescindible ser bautizados en las aguas. Cuando Felipe descendió a la Ciudad de Samaría, y predicó el Evangelio, las multitudes aceptaron unánimes y fueron bautizados en las aguas, tanto hombres como mujeres, como está escrito en Hechos 8:4-12.
“El que creyere, y fuere bautizado, será salvo…” (Marcos 16:16). Para que haya salvación las personas deben de reconocer la suciedad de su pecado y arrepentirse de ellos, sepultando su vieja vida.
Este domingo usted tendrá la oportunidad de bautizarse y comenzar una nueva vida como verdadero cristiano. Lo esperamos a las 9:30 hs. con la presencia del obispo Silva, en Av. Corrientes 4070 – Almagro. O en el Cenáculo del Espíritu Santo más próximo a su hogar.