Hay un profundo contraste entre el Dios creador, justo y santo, y el hombre impío, errante. ¡Qué maravilla cuando un pecador puede contemplar la revelación que el propio Dios hace de Si mismo! El salmista David, describiendo la benignidad divina, declara:
“Tu justicia es como los montes de Dios; tus juicios, abismo grande. Tú, Señor, al hombre y al animal conservas. ¡Cuán preciosa, Dios, es tu misericordia! ¡Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas!” Salmos 36:6-7
Fidelidad, misericordia, justicia, rectitud y juicio forman parte del carácter de Dios y de la integridad de Su amor. Basado en Su justicia divina, en el carácter de Dios, y deseoso de que cada pastor, evangelista, obrero (a) y misionero (a) pudiese reflexionar en el mismo carácter, como cristianos auténticos, es que el obispo Macedo realizó varias conferencias en la Iglesia Universal del Reino de Dios, destacando: El Carácter de Dios, Pecado y Arrepentimiento, Las Obras de la Carne y los Frutos del Espíritu, El Avivamiento del Espíritu de Dios, etc, publicadas para el gran público lector, como la Serie Carácter de Dios.
El autor, con mucha propiedad, fundamenta su mensaje en las experiencias vividas cotidianamente en la obra de Dios; y busca llevar al lector a un profundo reconocimiento de la “justicia” humana y de la excelsa justicia divina. ¿Qué significa la justicia de Dios? ¿La justicia divina a través de los tiempos? ¿Cómo se aplica la justicia de Dios en relación con los cristianos? Son problemas que el autor propone en un lenguaje simple, con el objetivo de conseguir en el lector un sentimiento de grandiosidad del amor y de la justicia de Dios.
El obispo Macedo, recordando la vida de los jueces en los primeros 300 años de la historia de Israel, símbolo de la justicia divina entre los hombres, destaca que ellos eran elegidos para hacer justicia y de esta manera, promover entre el pueblo judío un carácter disciplinado y de respeto mutuo entre sus ciudadanos y las tribus. En el presente, aclara, Dios tiene también sus jueces en la Tierra, que dotados de autoridad por el mismo Señor Jesús, y elegidos por el Espíritu Santo, buscan llevar Su justicia a los pueblos, por medio de la fe. Y recuerda, por eso es que el Señor:
“Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas.” 1 Corintios 12:28
Que el apreciado lector sepa aprovechar las palabras de enseñanza, vida y sabiduría contenidas en este pequeño libro, para el enriquecimiento de su vida espiritual y para que reciba también las bendiciones provenientes de la justicia divina.
Texto extraído del libro “Carácter de Dios” del obispo Edir Macedo