Como cristiano que tiene una verdadera relación con Dios, usted ve el Cielo como su destino final, ¿verdad?
Aviso: puede estar equivocado.
Muchos toman como base las experiencias de otras personas que dicen saber de qué se trata el cielo según sus experiencias personales. Sucede que nuestra base para la fe debe ser creer en lo que el propio Dios dice en la Biblia, y no lo que los otros humanos como nosotros dicen.
¿Y qué es lo que la Biblia dice?
Aunque se espante de lo que vamos a leer, allá vamos:
-No tendríamos que ir al Cielo – Si Adán y Eva no hubiesen pecado, Dios viviría aquí en la Tierra con nosotros. Apocalipsis 21:1-3 habla claramente de “una nueva Tierra, un nuevo Cielo” en el que Dios vivirá con los hombres permanentemente. Antes de Adán y Eva, nadie había muerto. A causa del pecado, cuando alguien muere, su cuerpo queda en la Tierra y su alma va al Cielo o al Infierno. Los que van al Cielo esperan allí hasta el retorno a ese nuevo lugar que Dios prometió. Entonces, el Cielo no es el fin de la jornada, sino una parada hasta el destino que el Apocalipsis nos señala.
-La Biblia habla muy poco sobre el Cielo – En 2 Corintios 12:2-4, leemos que alguien fue al Cielo y regresó, sin aclarar si fue físicamente o fuera del cuerpo, y oyó palabras que el ser humano no es capaz de expresar – y que eso ni siquiera le es permitido. ¿Cómo es que algunas personas, aún hoy, dicen que fueron al Cielo y que volvieron, explicando lo que vieron y oyeron?
-El Cielo no es el fin – La Biblia habla de “nueva Tierra, nuevo Cielo” como nuestro destino final (Isaías 65:17; 2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:1). En Juan 14:1-3, el Señor Jesús dice claramente que regresará y que vivirá con nosotros personalmente en el lugar que Él preparará – y dice que el camino para este lugar es creer en Él. Pero más adelante, el propio Juan confirma eso en Apocalipsis 21:1-3, llamando a aquella “santa ciudad” como “nueva Jerusalén”.
-La fijación por el Cielo lo desvía del verdadero Evangelio – Muchos se limitan a pensar que el Señor Jesús murió por nuestros pecados, pero no continúan el camino del pensamiento hasta el punto en el que Él resucitó y nosotros también lo haremos. Pablo, en 1 Corintios 15:13-14, deja bien en claro que también resucitaremos, y que en esto está gran parte de la base de la fe cristiana.
Resumiendo, Dios quiere que tengamos lo que Él originalmente había construido: un lugar en el que estuviéramos vivos con Él, una nueva Tierra, un nuevo Cielo, y no solo lugares temporarios en los que el pecado nos aleje de Él. El Paraíso original no se terminó con el Jardín del Edén. Ir al Cielo es importante, pero no es el punto final de una historia – que será eterna para los que fueren salvos.