En otoño, la lista de tareas que hay que realizar en el jardín es larga. Hay que prestar atención, organizarse y cumplir con cada una de las obligaciones para que el parterre luzca saludable y espléndido.
Se trata de una estación de tránsito del calor y la sequedad del verano, al frío y la humedad característicos del invierno. Por ello, las plantas necesitan una correcta preparación para enfrentarse a tantos cambios y salir indemnes. Entre las principales operaciones destacan la poda, la siembra y la propagación de plantas.
Poda de árboles y arbustos recién florecidos
Los árboles y los arbustos que han terminado su floración tales como la lagerstroemia, el hibisco, el clerodendro, la lantana, la fucsia, etc. se podan o se cortan según cómo se desee la copa.
El corte estimula el nacimiento de nuevas yemas y brotes que, generalmente, no resisten un invierno intenso, por lo que es preferible aplazar la operación hasta la primavera.
Transplantar las plantas bienales
Las plantas bienales, tales como el pensamiento, el miosotis, el clavel de los poetas o el alhelí, procedentes de las siembras de julio o, simplemente, compradas, pueden plantarse dentro de la primera quincena de octubre dado que en primavera son las primeras en florecer.
Preparar las macetas para protegerlas del frío
Las plantas en maceta que no sean arbustos, tales como el geranio, la fucsia, la gardenia, la lantana y la adelfa, en los climas duros se deben retirar progresivamente y se agruparán bajo un cobertizo o en un local definitivo, pero con las ventanas abiertas.
Una vez hecho esto, se pasará al cepillado de las macetas, ya que suelen tener incrustados barro y musgo, se eliminarán de la copa las hojas enfermas o atacadas y se procederá a la desinfección del local con un producto anticriptogámico polivalente.
Cuidar las rosas
Casi todas las rosas están aún en floración hasta mediados de octubre, pero desgraciadamente están amenazadas por el moho blanco, la mancha negra y otras enfermedades criptogámicas propias de la humedad y la temperatura suave. Además, suelen tener los capullos recubiertos de afídidos. Es indispensable aplicar los tratamientos adecuados, recoger las hojas enfermas y quemarlas. En esta época todavía aparecen rebrotes silvestres entre las raíces y por debajo del injerto, que acaban por agotar las plantas si no se arrancan inmediatamente.