El año 1995 quedó marcado para la Universal por grandes movimientos y concentraciones de fe en diversos estados brasileños.
Solo en el mes de abril de aquel año se realizaron, sucesivamente, tres grandes eventos: el 14, en el estadio de Pinheirão, en Curitiba, capital de Paraná; el 15, en el Valle de Anhangabaú, en la capital paulista; y el 21, en el Estadio del Maracanã, en la ciudad de Río de Janeiro.
Todas estas concentraciones formaban parte del movimiento denominado “Brasil 2000 – Futuro sin hambre”, promovido por la antigua Asociación Benéfica Cristina (ABC), que era apoyada por la Universal.
La campaña, de alcance nacional, tenía como objetivo recaudar 700 toneladas de alimentos no perecederos, que serían destinados a las poblaciones carentes de todo el país.
Entre los eventos, el mayor fue el del Valle de Anhangabaú, en el cual estuvieron presentes más de 300 mil personas. Según el reportaje del periódico “Folha Universal” (foto abajo), el día del evento, por la mañana, 70 camiones fueron repartidos estratégicamente en varios barrios de la ciudad para recibir alimentos, que fueron distribuidos al finalizar la concentración en asilos, guarderías, orfanatos y comunidades carenciadas.
“Una multitud que venía de todo el estado de San Pablo colmó el Valle de Anhangabaú, el cual se transformó, el 15, en el “Valle de las Bendiciones de Dios”, dice el reportaje.
“Una prueba mayor de amor al prójimo”
Érica Ferreira, de 37 años, en aquella época de 16 años, formaba parte del grupo de jóvenes de la Universal del Jardim Brasília, zona este de San Pablo, y participó del evento. “Se detuvo el centro de San Pablo. Llegaron caravanas de todas las iglesias, había mucha gente y también hubo cantantes evangélicos”, recuerda.
Uno de los momentos inolvidables del evento fue la oración realizada por el obispo Edir Macedo por el fin del hambre y la miseria que asolaban al país. Y la declaración que hizo, que, dígase de paso, sigue siendo actual:
“Aquí estamos dando un poco de nosotros para aquellos que no tienen nada. La prensa ha creído que el éxito de la Iglesia Universal se debe a una persona, ha atribuido todo el trabajo de la iglesia solamente a mí. Yo, sin embargo, les pregunto a ustedes, especialmente a la prensa: ‘¿Realmente un hombre es capaz de hacer todo esto? ¿Es capaz de hacer todo lo que ha hecho la Universal?’ Yo no tengo capacidad para hacer nada, pues, si así fuera, la gloria seria mía, y no de Dios. El Espíritu de Dios está haciendo cosas grandiosas a través de personas sinceras, y no de hipócritas, como los principales religiosos. Todo honra y gloria sean dadas al Señor Jesús.”
La grandiosidad y la organización del movimiento impresionaron a las autoridades policiales y del gobierno que estaban presentes. Pero lo que más se destacó, sin ninguna duda, fue ver la unión de tantas personas, en una misma fe, para ayudar a los más necesitados.
Como publicó “Folha Universal”: “El evento de Anhangabaú fue, más que todo, una prueba de amor al prójimo”.
Y usted, ¿también está dispuesto a compartir ese amor? Entonces conozca más sobre la Universal y participe de los grupos de ayuda social de la Iglesia. Encuentre el templo más cercano a su casa ingresando aquí.
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