Cuando una persona trae dentro de sí un sueño dado por Dios y está pagando el precio de su realización, es imposible que muera sin que ese sueño Divino y sobrenatural se realice. Créalo, ¡es imposible!
¿Y por qué es imposible si el sueño dado por Dios se trata de algo inalcanzable a los ojos humanos? La respuesta es simple y directa. Quien va a realizar ese sueño es el Mismo que lo generó dentro de nosotros, es Alguien que tiene en lo imposible Su gran especialidad, que es nuestro Dios. Basta que usted ejercite el siguiente texto:
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque Fiel es el que prometió. Hebreos 10:23
Siendo así, esté listo para enfrentar y reaccionar ante todo lo que el diablo va a levantar para intentar matar a su fe, pues el único que puede impedir la concretización de ese sueño es usted cuando se intimida con las luchas y tira la toalla, abortando el sueño.
Tenemos dos ejemplos muy fuertes que prueban lo que estamos diciendo: José en el pasado, y el obispo Macedo en el presente. Y vea que la táctica del maligno fue la misma con los dos, pues, si no bastaran todas las persecuciones, escarnios e incredulidad de los que estaban más cercanos, ¡el diablo, desesperado e incómodo con la evolución de ellos, logró usar a personas para lanzar de manera injusta a los dos en una prisión!
¡Pero no funcionó! Porque tanto uno como el otro vivieron la Fe revelada y no la fe prestada, dejando en claro con sus reacciones de confianza y perseverancia que jamás iban a renunciar a algo que Dios había puesto dentro de ellos, pues sus sueños no habían nacido de una intención personal, sino de una revelación de Dios.
Él intentó con José y no funcionó, lo repitió con el obispo y no funcionó y, con certeza, ya debe estar haciendo lo mismo con usted. Porque el diablo no aprende, pero tampoco desiste.
¡Que Dios lo bendiga sobremanera!