Ver el enfriamiento de la fe de tantas personas en los últimos tiempos lastima, porque significa presenciar cómo toman el camino opuesto al de una vida feliz en la Eternidad.
Es decir, mientras algunas entran al camino estrecho para comenzar su jornada cristiana, otras toman la ancha y espaciosa autopista hacia el abismo. Pero hay algo bueno en la inevitable apostasía, por peor que sea. Porque, antes de que el Señor Jesús regrese, está escrito que primero vendrá el abandono de la fe de muchos.
«Que nadie os engañe en ninguna manera, porque no vendrá sin que primero venga la apostasía y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición…» 2 Tesalonicenses 2:3
Entonces, no se enoje ni intente convencer a quien elige abandonar su primer amor. ¿Es difícil esa postura? Sí. No obstante, si Dios, el Creador y Todopoderoso, respeta la decisión de cada uno, ¿quiénes somos nosotros para no aceptarla?
Obispo Júlio Freitas