“Yo amo a los que Me aman, y Me hallan los que temprano Me buscan.”, (Proverbios 8:17). Vea que quien no busca, tampoco halla. La moneda de cambio con Dios es la fe. Usted recibe de acuerdo a lo que da. Él añade en el versículo 18: “Las riquezas y la honra están conmigo; riquezas duraderas, y justicia.”.
Hay personas que conquistan basándose en la corrupción, en la injusticia, y tienen miedo de perder, o sea, cuando las riquezas se logran basadas en el robo, el espíritu del miedo está sobre ellas.
Por otro lado, las personas que buscan al Señor Jesús tienen un rendimiento glorioso, como sucedió con Abraham y David, pues Dios es la Fuente de Vida. Él dice: “… Yo he venido para que tengan vida, para que la tengan en abundancia”, (Juan 10:10). Vea que si la persona tiene comunión con Dios, una sociedad con Él y es fiel, incluso en los diezmos, tiene que ser bendecida.
Es una cuestión de inteligencia: cuando la persona construye la vida en la Roca (que es Jesús), vienen las lluvias y la casa no se mueve. Por otro lado, si construyó en la arena, es derrumbada.
Vea que todo rico que construyó su vida basado en el engaño, de la mentira, tiene miedo de perder lo que conquistó. Pero con el Espíritu de Dios no hay miedo. Quien está en la fe no tiene miedo de enfrentar dificultades, mata un león por día y deja al otro para el día siguiente.
Todo el mundo tiene fe, pero la fe no es un sentimiento, es certeza. Y esa certeza la da el Espíritu de Dios. ¿Qué ha presentado? Él dice: “… Yo honraré a los que me honran, y los que Me desprecian serán tenidos en poco.”, (1 Samuel 2:30).
Fe es obediencia, si tomo actitudes de obediencia, estoy manifestando mi fe.
Entonces es una cuestión de inteligencia, porque Dios no le pide que tenga condiciones, Él apenas quiere que usted manifieste su fe, así Él hace el resto.
Y para que eso suceda es necesaria la dirección del Espíritu de las puertas abiertas, no es magia, es dirección, sociedad, y el desea hacerla con usted.
Que Dios le bendiga abundantemente.
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