Karen Leuno sufría maltratos en su casa, había mucha violencia en su hogar. “Cuando tenía cuatro años sufrí un abuso sexual. Esa situación se prolongó por siete años e hizo que yo creciera con mucho odio y bronca hacia la persona que me había hecho eso. Recuerdo que trataba de no estar en mi casa para no verlo.
En esas salidas conocí el alcohol y las drogas y empecé a refugiarme en eso. Al consumir me olvidaba de los problemas y eso me gustaba mucho. Con el paso del tiempo mi familia dejó de confiar en mí, ellos no podían creer que yo me drogara y decidieron enviarme a hacer un tratamiento de rehabilitación. Estuve allí durante un año, pero no dio resultado. Empecé a vestirme de una forma muy provocativa, dejé de valorarme como mujer, hice cosas muy feas de las que me arrepiento”, confiesa Karen, que en ese estado conoció la Universal.
“Haciendo las cadenas de oración, poco a poco aprendí a usar mi fe y las cosas empezaron a cambiar. Dejé las drogas, me liberé de todo lo que me afectaba, pero sabía que me faltaba algo. Escuchaba hablar del Espíritu Santo y de lo importante que era, pero no había tenido una experiencia personal con Él. Hasta que llegó el Ayuno de Daniel, en el que dejé de lado las cosas que me alejaban de Su Presencia, que me impedían tener mis pensamientos puestos en Él.
Durante esos 21 días que duró el Ayuno dejé de mirar televisión, de navegar por internet, de seguir novelas y consumir información que no me edificaba espiritualmente porque quería más de Dios. Busqué el Espíritu Santo como nunca antes, me desperté de madrugada para orar, ayuné, leí más la Biblia, escuché los mensajes de fe del obispo Macedo y perseveré hasta que llegó el día más maravilloso de mi vida, en el que fui bautizada con el Espíritu Santo.
A partir de ese momento, el vacío que sentía desapareció, tuve una alegría inmensa, inexplicable, que me llenó. Desde ese instante mi vida cambió, pude perdonar a la persona que me hizo daño y hoy soy una mujer alegre y feliz porque tengo la felicidad dentro de mí, fue Dios quien me transformó por completo”, concluye feliz Karen, quien además logró casarse y formar una familia.
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