Victoria creció con mucho odio en su corazón debido a la separación de sus padres. No entendía porqué su familia, que ella consideraba perfecta, de un día para el otro se desintegraba. Creció con mucho rencor, era muy nerviosa y no se llevaba bien con nadie.
“No podía perdonar a mi papá y me llevaba muy mal con mi mamá, tenía mucha bronca, mucho odio. Como no tenía una familia no quería seguir viviendo, entonces, comencé a pensar en la muerte. No tenía otro tipo de carencia porque mi mamá me daba todo, menos lo que me podía ayudar a vencer el odio. Tuve cinco intentos de suicidio, intenté cortarme las venas y clavarme un cuchillo en el estómago, recuerdo que dormía con un cuchillo debajo de la almohada pensando en matarme a la madrugada.
En la iglesia entendí que el Espíritu Santo era el Consolador y yo quería ese consuelo. Entonces, empecé a buscarlo, oraba y ayunaba, pero a pesar de mis esfuerzos, había algo que me impedía recibir el Espíritu Santo y era ese odio. Quería tener el Espíritu Santo, así que decidí sacrificar ese rencor, ese odio. Perdoné a mi papá y a mi mamá y al tiempo recibí el Espíritu Santo.
A partir de ese momento fui otra Victoria, hoy tengo a mi familia unida, tenemos una buena relación con mis hermanas y con mis padres. No soy más esa chica rencorosa, nerviosa, que se peleaba con todo el mundo. El Espíritu Santo no solo me consoló, también me transformó y lo más importante es que tengo paz y la certeza de mi Salvación”.
Participe este miércoles de la Noche de la Salvación a las 20h en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa www.universal.org.ar/direcciones
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