El escritor de ciencia ficción Isaac Asimov (ruso naturalizado norteamericano) asentó en 1942, las conocidas como Leyes de la Robótica en su libro “Yo, Robot” (que fue adaptado para cine, con Will Smith como protagonista):
1ª Ley: Un robot no puede herir a un ser humano o, por omisión, permitir que un ser humano sufra ningún mal.
2ª Ley: Un robot debe obedecer las órdenes que le den los seres humanos, excepto en los casos en que tales órdenes entren en conflicto con la 1ª Ley.
3ª Ley: Un robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando tal protección no entre en conflicto con la 1ª y/o la 2ª Ley.
Claro que Asimov, uno de los mayores escritores de todos los tiempos en su campo, imaginaba seres dotados de inteligencia artificial mucho más allá de lo que existe hoy en día. Se basaba en la lógica de que la máquina obedecería a tales reglas sin cuestionamientos, solamente por estar programadas en su mente artificial. Pero los robots de hoy, lejos de la imagen de humanoides con un pensamiento autónomo, son algo más que máquinas controladas a distancia, como se puede ver en pequeños tanques, aviones y submarinos que ayudan en trabajos como desarmado de bombas, exploración de naufragios y observación en el aire (al igual que en bombardeos) y eso sin mencionar a los tan conocidos robots industriales con grandes y precisos “brazos” mecánicos.
Hoy estamos acostumbrados a ver informativos y películas los pequeños robots que desarman bombas (foto) y también con artillería usadas por la policia y hasta las fuerzas armadas. Pero esto no es tan nuevo. En la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas aliadas llegaron a capturar pequeños tanques manejados a control remoto con artillería para derribar a los ejércitos alemán y soviético (como los pequeños demoledores Goliat, en la foto que sigue, encontrados por soldados ingleses en 1944, en Normandía).
Existen pruebas de máquinas cuya forma se asemeja mucho a la de un ser humano, pero son solo prototipos.
Los robots podrán matar humanos
¿Entonces los robots humanos no son capaces de tomar decisiones? ¿No son más que simples herramientas radio-controladas? Eso, al menos, es lo que mucha gente piensa. Pero Christoph Heyns, especialista en derechos humanos y analista independiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU) divulgó recientemente un informe de alerta sobre los riesgos de nuevos robots con autonomía de “juicio” – que pueden “tomar decisiones” y utilizar acciones letales – por eso mismo, llamados “robots autónomos letales” (LAR, la sigla en inglés).
Heyns pide un “freno” en las investigaciones que hicieron posibles “un mundo en el que las máquinas reciban el poder de matar humanos”. Según él, “con la aceleración del ritmo de las guerras, los hombres son ahora el eslabón débil del arsenal militar, y poco a poco fueron apartados del proceso de tomar decisiones”. El especialista afirma que algunos países ya han desarrollado máquinas con una autonomía cada vez mayor. “La humanidad no debe delegarle cuestiones de vida y muerte a las máquinas.”
Inclusive, esa es la premisa de una famosa saga cinematográfica: “El Exterminador del Futuro” que lanzó a la fama al actor austríaco Arnold Schwarzenegger, quien justamente representa a una de esas máquinas autónomas – un robot que regresa al pasado para exterminar a un humano que sería una pieza clave en una rebelión contra las máquinas del futuro – que, debido al alto grado de desarrollo de su inteligencia artificial, concluyó que necesitaba más de los seres humanos y, encima, que serían un problema y tendrían que ser exterminados. Es una situación más avanzada de lo que Heyns lucha por impedir (o retrasar) desde el principio, en la vida real.
Algunos creen que el debate generado por Heyns puede dar origen a un tratado internacional que prohíba la producción de robots asesinos autónomos – algo que muchos creían que ya existía. Sin embargo, sabemos que las investigaciones sobre armas como esas y la producción de las mismas pasan secretamente, muy lejos del control oficial – al igual que las armas químicas y biológicas, y hasta las simples y absurdas minas terrestres (prohibidas por el Tratado de Ottawa en 1997, firmado por 157 países de los cuales faltan 38, entre ellos Estados Unidos y China).
Asimov tuvo una muy buena intención, pero la gran verdad es que los “exterminadores del futuro”, cercano y real, no le dan la más mínima importancia a las Leyes de la Robótica.
Apocalipsis
Uno de los aspectos negativos citados en Apocalipsis es la separación entre el hombre y Dios. El hombre por creerse autosuficiente y no creer en Sus preceptos, no se prepara para el regreso de Cristo ni para la Vida Eterna al lado del Señor Jesús. Es interesante notar cómo el hombre puede creerse independiente de Dios, y cada día depender más de la tecnología, al mismo tiempo que esta, puede estar construyendo sus propios verdugos y asesinos.
El peligro de esa separación es uno de los temas del Estudio del Apocalipsis, que se lleva a cabo cada domingo a las 18 hs. en Av. Corrientes 4070 Almagro y trasmitido on line a través de TV Universal, y mediante la emisora radial Red Aleluya.