Isaac Newton (1642-1727) fue una de las mentes más brillantes de la historia. El autor de la Ley de la Gravedad Universal partió muchas veces de sus lecturas de la Biblia para realizar grandes descubrimientos.
Newton realizó un detallado estudio sobre el Templo de Salomón. Quedó bastante curioso sobre las dimensiones y el diseño de la edificación cuya construcción fue orientada por Dios al rey de Israel.
Físico, filósofo, matemático, astrónomo y teólogo, Newton tenía razones para creer que las medidas de varios de los antiguos templos tenían, en sí, algo de sagrado. Para él, había un propósito Divino en eso. Usó la descripción del Templo en 1 Reyes y toda información antigua al respecto del famoso edificio de Jerusalén. El científico estudió minuciosamente las arquitecturas helenistas y romanas. Hay influencias de ellas en las construcciones de Jerusalén, a causa de los diferentes dominios por los cuales pasó la ciudad.
Estudiante frecuente de la Biblia, Newton analizó primeramente la geometría del Templo de Salomón. Las formas geométricas están en las más variadas formas naturales del universo, cuyos números siguen cierta lógica. El científico prestó atención, por eso, las formas rectangulares, cónicas, espirales y sus proyecciones tridimensionales, especulando que el uso de ellas no era mera casualidad. Para él, las medidas presentadas en la Biblia eran ecuaciones matemáticas que resultaban en proporciones exactas entre el ser humano y la Tierra.
El matemático creía que Salomón, con la ayuda de sus especialistas, diseñó el templo siguiendo su famosa sabiduría y la orientación directa de quien se la concedió, el propio Dios. Para Newton, el diseño del Templo (reproducido por sus propias manos en la foto de al lado) era mucho más que solo un proyecto. Veía en él la representación de una línea del tiempo de la historia de los hebreos. En resumen, Isaac Newton creía que podía comprender más el universo creado por Dios aprendiendo sobre las medidas, la posición y los formatos del Templo de Salomón.
Curiosidad
En la propia Biblia vemos, como Newton notó, las informaciones que los componentes del Templo, como sus estructuras y artefactos, no estaban allí por casualidad. Todos tenían un significado, en conjunto o solos.
Las dos columnas de los lados de la fachada principal, por ejemplo, hechas de bronce, recibieron de Salomón los nombre de Jaquín y Boaz (1 Reyes 7:21). Para los judíos, son pilares simbólicos muy importantes para la vida con Dios: Jaquín simboliza la sabiduría, mientras que Boaz la inteligencia (cualidades que hacían famoso a Salomón en todo el mundo entonces conocido).
Otros estudiantes defienden que Jaquín, famoso sacerdote cuyos descendientes fueron escogidos aun en la época de David para trabajar en el Templo, tuvo su nombre colocado en la primer columna como símbolo de estabilidad (Jaquín significa “Dios establezca firmemente”, en hebreo). Boaz (“En Fuerza”, en hebreo), para los mismos especialistas, denomina la segunda columna representando la fuerza de carácter. Señor de tierras en Belén (Rut 4) que se casó con Rut, Boaz era un siervo fiel de Dios, de ahí proviene su famosa fuerza y éxito de vida, respetado por muchos. Fue antepasado de David.
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