“La integridad de los rectos los encaminará; Pero destruirá a los pecadores la perversidad de ellos.”, (Proverbios 11:3).
El carácter es un conjunto de características y rasgos relativos de un individuo o a un grupo. Este revela el verdadero “yo” del hombre. Mucho más allá de características como el coraje, la determinación y la disciplina, es el carácter el que determina si se es o no un hombre de verdad.
Ser un hombre de carácter es ser íntegro, honesto, correcto en todo lo que hace. No importa si está delante de otras personas o si se encuentra solo.
Sin embargo, un hombre que no tiene un buen carácter puede intentar aparentar ser alguien, pero su interior revela qué tipo de persona es en realidad. Eso le trae como resultado vergüenza, dolor y fracaso.
Un hombre de carácter es excelente en lo que hace y sus acciones reflejan lo que tiene en su interior. Si para las personas es valioso, ese hombre revela a Dios. Eso es lo que podemos ver a través del Señor Jesús. En todo momento Sus actitudes mostraban Su buen carácter. Ya sea por la bondad, la paciencia, la palabra, la integridad, la honestidad, la firmeza o el compromiso. Al analizarse, ¿usted puede decir que es un hombre de carácter? Si la respuesta es sí, usted es valioso ante los hombres y ante Dios, preserve su carácter. Pero si la respuesta es no, tiene dos opciones: seguir con los resultados negativos o luchar para cambiarlo y tranformar su vida por completo.
Que tenga o no un buen carácter, depende exclusivamente de decidir hacer lo correcto en todo momento, como el Señor Jesús. Si usted Lo sirve, su carácter debe ser igual al de Su Hijo.
“De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas; Y la buena fama más que la plata y el oro.”, (Proverbios 22:1).
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