Esta Promesa es para aquellos que siguen firmes, que no retroceden ni se rinden en medio de las injusticias:
“Porque el Juicio volverá a ser Justo, y todos los rectos de corazón lo seguirán”. Salmos 94:15
Muchas veces llevamos nuestras causas ante jueces o autoridades que deberían hacernos justicia, pero no lo hacen, ya sea por negligencia o falta de compromiso. Ellos no cumplen con su deber y eso nos lleva a enfrentar juicios injustos.
Incluso hemos visto personas inocentes siendo condenadas a prisión durante años, pagando por crímenes que no cometieron.
Y, aunque un Siervo de Dios sea Justo delante del Padre y se esmere en dar su mejor, eso no lo librará de enfrentar injusticias.
¿Por qué?
Porque Dios no tiene hijos mimados que reciben todo cuando quieren. Él quiere hijos Fuertes, Testimonios Vivos de Su Poder, Sangre de Su Sangre, que sean ejemplo para otros.
Cuando el Siervo del Padre Justo entiende que la injusticia es un proceso, deja de quejarse y de reclamarle a Dios como un niño malcriado. Dios permite que pasemos por ciertos procesos porque está preparando el momento exacto en el que Su Poder se va a manifestar.
Pero esta Justicia no es para cualquiera.
El versículo dice:
“… y todos los rectos de corazón lo seguirán”. Salmos 94:15
¿Quiénes son esos rectos de corazón?
Los que están verdaderamente entregados. Los que no dudan, no se desaniman y no dejan de confiar en Dios.
Algunos esperan una respuesta inmediata, sobre todo después de haber participado de un propósito como la Hoguera Santa, de haber presentado su Sacrificio Total y su Testigo Fiel. Es natural querer ver resultados; sin embargo, hay algo que no debemos olvidar: Dios no falla.
Él responderá en el momento justo y no se olvidará de lo que hicimos por Él. Dios sabe lo que significa Sacrificar, porque Él Sacrificó a Su propio Hijo por nosotros. Por eso, no Se va a olvidará de quienes Sacrifican para Él y por Él (el Espíritu Santo).
Y en medio de todo el proceso, hay una certeza que sostiene nuestra Fe:
“Porque el Señor no abandonará a Su pueblo, ni desamparará a Su heredad”. Salmos 94:14
Cuando nos entregamos 100 % a Dios, nos volvemos Sus Hijos y con eso, coherederos. Y como coherederos, tenemos esta seguridad: Él no nos va a abandonar.
Esa promesa nos sostiene en los momentos de angustia, desesperación, y oscuridad. Es en estos momentos cuando ponemos a prueba nuestra confianza.
Si abandonamos, veremos a otros contar sus testimonios; pero, si seguimos firmes, veremos que el Juicio volverá a ser Justo en nuestra vida.
Autor: Mauricio Escobar