¿Puede una persona estar llena del Espíritu Santo y hablar negativamente? ¿Confesar el miedo, la duda, la ansiedad, preocupación, lamentos, debilidades? ¡No, nunca!
Cuando una persona está llena del Espíritu de Dios, existe en su interior un fluir de fe, coraje, ánimo, victoria, conquista; ¡en fin, todo aquello que viene de Dios! Sus pensamientos son de fe, sus palabras no dejan lugar a las dudas y sus actitudes comprueban lo que hay dentro de ella. ¡En su interior hay una plena convicción de que Dios está con ella! Actuando así, ella obviamente tendrá en el Señor Jesús el amén de Dios. Quien está lleno del Espíritu de Dios en verdad está lleno de fe y habla el lenguaje de la fe, que es el lenguaje de Dios.
El Señor Jesús dijo:
“… porque de la abundancia del corazón habla la boca.” Lucas 6:45
Una persona llena del Espíritu Santo habla positivamente el lenguaje de la fe, de la esperanza y del amor. ¡Ése es el lenguaje de nuestro Señor!
Fragmento extraído del libro “Misterios de la Fe” del obispo Edir Macedo.