Ella ha sido destacada en portales de noticias nacionales e internacionales y, muchas veces, fue el centro de preconceptos. Sin embargo, pocos tienen la noción exacta de lo que ocurría detrás de la antigua imagen polémica de la conductora brasileña Andressa Urach, antes de que se convierta al Evangelio, en la Universal.
Las confesiones de la ex modelo están en el libro “Morí para Vivir- Mi submundo de fama, drogas y prostitución”, de la editora Planeta, que fue lanzado el año pasado y, desde entonces, la publicación escrita por el vicepresidente de periodismo de la Red Record, Douglas Tavolaro, ha circulado por todo Brasil.
Muchos no se imaginaban la vida promiscua y decadente que llevaba Andressa hasta leer la obra, pero hoy -independientemente de quien la conoció o no – ven a una mujer con nuevos valores y preocupada por ayudar al prójimo.
Combatiendo el mal
Y su libro ha ayudado a personas de todas partes de Brasil, famosos y anónimos, como la joven, de la ciudad de Urupá, en Rondônia, Rosicleia Farias da Costa, de 22 años. Según cuenta, cuando era adolescente, sufría con depresión y no podía mirarse en el espejo: “Era una persona angustiada, triste e infeliz”.
A los 19, debido a una deuda que adquirió, Rosicleia terminó involucrándose en la prostitución (foto al lado) por la invitación de una compañera y, durante dos años, permaneció en ese medio, que ella misma denomina sucio y podrido.
“Fui a trabajar en una casa nocturna, donde pasé momentos terribles. Vivía entre falsos amigos, era una vida sucia; me veía obligada a estar con varios hombres, todo por causa del dinero”, cuenta.
Para poder sobrevivir a todo eso, continúa, “bebía demasiado y tomaba muchas bebidas energizantes. Estaba a punto de tener un infarto. Sufría, también con la envidia de otras mujeres, una de ellas – incluso- me intentó matar”, revela la joven.
En medio de ese caos, Rosicleia recibió una invitación para participar de una reunión en la Universal, de la ciudad donde vive. Participando en las reuniones, la joven abrió su entendimiento. En la iglesia, adquirió el libro de Andressa, y se identificó mucho con los relatos de la modelo.
“Comencé a comparar su historia con la mía, a pesar de vivir en mundos diferentes, sus relatos en el libro me incentivaron a salir de aquella vida que estaba. Fue entonces que, igualmente a Andressa, decidí abandonar la prostitución, los falsos amigos y compañeros que no me traían nada bueno, y me volví a Dios”, describe.
Hoy, además de ser libre (foto al lado), garantiza Rosi, es una persona feliz, que duerme bien y no tiene más depresión.
“Actualmente trabajo y no vivo más esclava de la prostitución. Mis familiares me miran como a una nueva persona”, dice la joven, que hoy hace parte del grupo de evangelización de la Universal que frecuenta.
Si usted o alguien que conoce desea una vida diferente, busque una Universal cuanto antes y participe en una reunión.
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