El nombre del Mar Muerto no es por casualidad. Tiene tanta sal que la vida en él es imposible. No hay peces ni algas. Pero, aunque su agua tenga 10 veces más sal que la de un océano, no es un mar. Recibió ese nombre por ser muy grande y quien está en su margen tiene incluso la impresión de que es un mar, a causa de su extensión. Pero es un lago entre Israel y Jordania y queda al final del Río Jordán, aquel en donde Jesús fue bautizado por Juan el Bautista.
Solo que por el uso excesivo del agua del Jordán y por el hecho de que Israel y Jordania usaron material del lago para la fabricación de productos químicos, el Mar Muerto puede desaparecer en 50 años, según las organizaciones ambientalistas del Medio Oriente. Ellas calculan que el 98% del agua del Jordán que antes llegaba al lago dejó de abastecerlo. La evaporación a causa del sol fuerte en la región también es grande, contribuyendo para que el agua disminuya aún más. Los edificios que antes estaban muy al margen ahora están a centenas de metros de ella.
Por eso las autoridades de Israel, Jordania y Palestina firmaron un acuerdo en busca de una solución: la construcción de un acueducto para colectar agua del Mar Rojo, a 180 kilómetros de distancia, y llevarla hacia el Mar Muerto. A los ambientalistas no les gustó, diciendo que lo que parece una solución puede ocasionar más problemas. Ellos alegan que el Mar Rojo, que es un golfo del Océano Índico, ya tienen agua salada y no dulce como el Río Jordán, que causaría un gran desequilibrio de sal que destruiría instantáneamente el Mar Muerto. Los ecologistas sugieren que no se retire agua del océano, sino que se economice el del Jordán, para que vuelva a caer en el Mar Muerto y lo restaure. Israel podría sacar menos agua dulce del río y desalinizar más el del Mar Mediterráneo para consumir – eso ya es hecho y asegura el 40% del liquido ya usado actualmente en el país.
Los ambientalistas protestan, pero las autoridades siguen con el proyecto del acueducto del Mar Rojo, actualmente en estudios para la implantación.
Sin embargo, no es solo un lugar turístico o lleno de recursos naturales que está en riesgo. También es un lugar importante por ser un escenario de hechos que sucedieron en la Biblia. Tiene un sentido espiritual fuerte. Todo el mundo ya oyó hablar de las ciudades de Sodoma y Gomorra, famosas por la vida sin reglas e inmoral que llevaban y que, por eso, fueron destruidas por una tempestad de fuego y azufre. Esas dos ciudades estaban en la región donde hoy es ocupada por el Mar Muerto.
No obstante, según los ambientalistas, aún hay tiempo para salvar al Mar Muerto. Pero se necesita hacer algo -y, ahora, de la manera correcta.