Algún tiempo atrás, vi un comentario en Facebook que me llamó la atención. Bruna contaba que había sido engañada por el ex en la relación anterior, que había perdido todo lo que tenía y que, aun estando en aquel momento con una persona que la apoyaba, continuaba asustada por el miedo de perder todo nuevamente. Ella concluía el comentario diciendo que esperaba superarlo rápido.
Eso es lo que llamo miedo fantasma. La situación que causó el miedo ya no existe más. La probabilidad de que ella se repita es insignificante, para no decir nula. Pero la impresión de miedo permanece allí, como una especie de “seguro contra el peligro.”
Es una reacción de autoprotección causada por el área más primitiva de su cerebro. El problema es que es una reacción totalmente emocional, sin base en la realidad y que no sirve para nada, sino que molesta, atrasa y le causa sufrimiento. Bruna tiene un hombre de carácter, completamente diferente del anterior, pero el miedo hace que ella contamine su relación actual trayendo al presente lo que sintió en el pasado.
Si usted tiene este tipo de miedo fantasma, entienda: usted solo lo superará cuando decida superar e ignorar cualquier sensación que intente tirarla abajo y volver al miedo. Cuando aquel miedito golpeé allí en el fondo, recuerde que esa sensación es una mentira (¿usted cree en las mentiras?). Su vida no es más la misma, no tiene el menor sentido traer cosas que no existen más.
Bruna dice que espera superarlo rápido. Es ilusión creer que superará algo si continúa alimentando el sentimiento que hace que la situación crezca. ¿Cómo espera que el miedo desaparezca si sigue creyendo en él? La solución no caerá del cielo. No espere sentir que superó el miedo. Decida dejar de creer en esa mentira, tome actitudes contrarias al miedo y a la sensación de que el miedo desaparecerá de a poco. Nada es más fuerte que nuestro poder de decisión. Ningún fantasma es capaz de vencer la decisión que está acompañada por una actitud sistemática.
Resista al miedo. No lo invite a cenar. No converse con él y con los pensamientos que le trae. Échelo fuera. Haga lo contrario de lo que siente. No desista, sea más persistente que el miedo. Sea más persistente que el fantasma, por más real que él parezca. Eso es usar su fe como un arma contra un sentimiento destructivo. Puede estar segura de que, si hace eso, el miedo desaparecerá y usted, finalmente, será libre para la nueva realidad que tanto quiere vivir.
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