Un reciente estudio de la Universidad de Chicago afirma lo que la Escuela del Amor viene enseñando ya hace un tiempo: el amor a primera vista no existe. Discúlpenme los románticos, pero es difícil argumentar contra la Ciencia.
Los especialistas concluyeron que lo que puede suceder a primera vista es una mera atracción sexual, un deseo motivado por lo visual, el olor, o inclusive el tono de voz de la otra persona. Es lo que llamamos pasión. Pero, no siempre este sentimiento evoluciona hacia el amor. Es posible, por ejemplo, sentirse atraído por alguien y después de conocerlo más de cerca, perder totalmente el interés.
Por lo tanto, es imposible que el amor ocurra a primera vista. El amor se desarrolla a lo largo de una relación donde las personas van conociéndose y descubriendo cualidades una de la otra que las llevan a la conclusión: “yo quiero pasar el resto de mi vida con esta persona”.
Tengo experiencia de primera mano en el tema. Yo no sentí amor a primera vista por Cristiane. No obstante, me enamoré de ella varias veces a lo largo de nuestros 24 años de casados. Y lo que me sucedió a mí, también es muy común para otros matrimonios: al principio no había interés de una o de ambas partes, pero después de conocerse por un tiempo, el sentimiento se despertó. Quiere decir que la pasión no siempre ocurre al inicio de la relación.
Considere algunas consecuencias de eso:
*Si usted está apasionado por alguien, toda esa montaña rusa de sentimientos podrá hacerlo elegir y casarse con alguien a quien usted realmente no ama.
*Si usted descarta a una persona porque no sintió “amor a primera vista” o la llamada “química” no apareció en el primer encuentro, podrá perder al gran amor de su vida.
*Usted puede estar casado con alguien durante años y llegar a un punto donde la pasión del inicio no está más a flor de piel – y entonces pensar que el “amor” se acabó (eso se debe a que las personas confunden muy fácilmente amor con pasión).
Las consecuencias de cada uno de esos escenarios pueden ser desastrosas. Un casamiento equivocado, un amor perdido, un divorcio innecesario. No estamos hablando de pequeños problemas.
Por eso el amor necesita ser inteligente. Es necesario usar la mente y no solamente el corazón al decidir las cosas del amor. A veces, ni permitir que el corazón tenga ninguna injerencia en la decisión, pues él es la fuente de pasiones inconsecuentes.
Cuando la inteligencia tiene el control, es mucho más probable que usted tenga éxito al inicio de la relación, en la decisión de casarse, y durante los años de matrimonio.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
[related_posts limit=”7″]