El obispo Edir Macedo realizó, el pasado 3 de febrero, una reunión especial en Portugal. La Sede Internacional de Europa, en Lisboa, se colmó para escuchar el mensaje de fe . El tema elegido fue la familia. Para abrir el encuentro, el obispo citó el Salmo 128: “Bienaventurado todo aquel que teme al Señor, que anda en sus caminos. Cuando comas el trabajo de tus manos, bienaventurado serás y te irá bien. Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos, como plantas de olivo alrededor de tu mesa.”
Él explicó a los fieles lo que representa este versículo: “Significa ser feliz. Aunque con problemas, con luchas, pero ser feliz. ¿Y cómo alcanzar esa felicidad?”
Para responder a esta pregunta, el obispo solicitó que todos imaginasen vivir en un mundo en que estuvieran reinando, con todos sus sueños realizados, pero con un detalle muy importante: estarían solos. “¿Usted sería feliz? No, porque no habría otras personas para compartir todo aquello.”
El explicó que, aun teniendo todo, desde el punto de vista físico, aun estaríamos solos y que, dentro de todos nosotros, existe un alma que usa los ojos para ver, los oídos para escuchar, las manos para agarrar, las piernas para caminar. “Sin embargo, la comunicación de un alma es con otra alma. Alma no se refiere a espíritu. Por eso es que usted ama, desea ser amado, aspira ser amado y sufre cuando no es correspondido en el amor.”
El obispo afirmó que de la misma forma que el alma anhela a alguien a su lado para hacerlo feliz, el espíritu también anhela la comunión con Dios, pues es la otra parte. “El cuerpo precisa lavarse, comer. El alma también, sólo que ella sólo se alimenta de una persona amada, de una compañía, de la familia. Y el espíritu sólo se alimenta de la presencia de Dios. Quien no estuviera en la presencia de Él, será frágil, débil.”
El obispo explicó que muchos ya tienen a alguien a su lado, pero no lo valoran y pierden el tiempo orando a Dios para que les dé a otras personas que las hagan felices. “Invierta en quien está a su lado, pues usted ya lo conoce, ya sabe sus gustos. Vea que hay una inteligencia en nuestra fe. Yo, por ejemplo, estoy casado hace 41 años. Imagine si mi mujer no soportara mis errores y yo no aguantase los de ella. Sería una pérdida de tiempo buscar otra persona.”
El obispo dijo que Dios, en Su infinita sabiduría, nos da a cada uno de nosotros la inteligencia para tomar actitudes que no destruyan la felicidad que está dentro de nosotros. “Yo tengo que orar a Dios para arreglar mi vida y dejar de exigir del otro. Si usted se arregla primero y se aproxima al Señor Jesús, Él va a iluminar su ser.”
Obispo Macedo enfatizó que hay muchos que van a la Iglesia Universal, participan de campañas y cadenas, hacen ayunos, pero dentro de sus casas actúan de manera equivocada. “Pero si su marido o esposa se da cuenta que usted está diferente, va a comenzar a respetar su fe y sentirá la necesidad de venir a buscar aquello que usted ya recibió. El Espíritu Santo trabaja de esta forma.”
Para finalizar, el obispo afirmó que nadie es una isla y que todos dependen de alguien. “Al encontrar una familia, tenemos el bien mayor que existe sobre la faz de la tierra y ya tenemos más de la mitad del tesoro que existe en el mundo, pues hay respeto, amor verdadero, comprensión y sacrificio de ambas partes. Pero, si usted no tiene esa familia, puede tener todo el dinero del mundo y continuará siendo pobre y miserable”, concluyó.