El objeto fue hecho con ramas de plantas deshilachadas y hasta de pelos y huesos de animales
Nos cepillamos los dientes todos los días después de las comidas, y hacemos eso casi automáticamente, desde la infancia. Pero, ¿los cepillos de dientes siempre fueron anatómicos y de nylon como los conocemos hoy?
El cuidado de la higiene bucal es una preocupación antigua. La hierbabuena, así como la menta y otros aromas que hoy son usados en pastas dentales, ya eran muy utilizadas como un desinfectante bucal. Sus hojas eran refregadas, con los dedos, en los dientes y encías, para combatir el mal aliento y ayudar en la limpieza de la boca.
La idea de un objeto más eficaz para limpiar los dientes surgió 3 mil años antes de Cristo en el Antiguo Egipto. El objeto era una pequeña rama de una planta con las puntas deshilachadas hasta que las fibras aparecían, que servían de cerdas.
En el siglo XV, en China, el cepillo de dientes tuvo un modelo más resistente. Los chinos ataron cerdas de pelo de animal en trozos de huesos y varillas de bambú. El problema era que, además de lastimar la boca de la persona, el objeto rápidamente amontonaba partículas entre las cerdas, los pelos se llenaban de moho y producían hongos, cosa muy antihigiénica.
Cinco siglos después, en 1938, en los Estados Unidos, la producción de cerdas de nylon generó cepillos de dientes más suaves y con los mangos redondeados y anatómicos. Ese conjunto de innovaciones permitió un cepillado más higiénico y seguro para la encía y los dientes.